CINEMAGOING
EN BARCELONA: UNA PROYECCIÓN AL FUTURO MEDIANTE LA EXPERIENCIA DE CONSUMO DE
LOS ESPECTADORES JÓVENES
Virginia Luzón Fernández
Estefania García Fleitas
Cerdanyola
del Vallés
Resumen
Este artículo presenta los
resultados del análisis de la experiencia sociocultural del acto de ir al cine
que tienen los jóvenes de la ciudad de Barcelona, en un rango de edad comprendido
entre 20 y 30 años de edad. Nuestro objetivo principal ha sido el estudio de
las transformaciones que se producen en esta experiencia, en los cambios de
percepción de la infancia a la juventud pasando por la adolescencia, para
encontrar los puntos comunes y divergentes de la experiencia de ir al cine. Nos
hemos basado en la metodología de entrevista en profundidad sobre una muestra
de 20 sujetos, donde han quedado representados ambos sexos, toda la gama de
edades y los diferentes distritos de Barcelona. En las conclusiones demostramos
que es necesario analizar y comprender la manera más
reciente en la que ha variado la forma de consumir cine para poder sentar las
bases de lo que será su consumo en el futuro.
Palabras
claves: cinemagoing, Nueva Historia del Cine, jóvenes, preferencias
cinematográficas.
Abstract
This article presents the
results of analysis the sociocultural experience of the act of going to the
cinema of young people at the city of Barcelona, in an age range between 20 and
30 years old. Our main objective has been the study of the transformations that
happen in this experience, perception changes from childhood to youth through
adolescence, to find the common and divergent points of the movie-going
experience. We have relied on in-depth interview methodology on a sample of 20
subjects, which have been represented both sexes, the whole range of ages and
different districts of Barcelona. The conclusions show that it is necessary to
analyze and understand the latest way that has changed the way people consume
cinema to lay the groundwork for what will be their future consumption.
Key Words: cinemagoing, New Cinema History, young people, film
preferences.
Introducción
En
el presente artículo el objeto de estudio es la experiencia sociocultural del
acto de ir al cine que tienen en la actualidad (2015) los jóvenes de la ciudad
de Barcelona de entre 20 y 30 años edad. El objetivo es conocer y analizar esta práctica y estudiar si la misma
ha cambiado desde sus infancias a la actualidad. El objetivo general de la investigación es
describir y analizar la evolución en la experiencia de ir al cine de los
jóvenes de Barcelona, para descubrir si hay puntos comunes y divergentes entre
las distintas experiencias posibles.
Los resultados que presentamos están enmarcados
dentro de un proyecto de mayor envergadura, “Cultura de la Pantalla”, cuyo objetivo general es realizar un análisis diacrónico del rol social de la experiencia
de ir al cine en Barcelona entre 1897 y 1992, en el contexto del desarrollo
urbano y el proceso de modernización de la ciudad y sus habitantes, mediante el
estudio de la oferta y el consumo de cine a lo largo del tiempo. Este proyecto
forma parte de una iniciativa internacional que tiene como objetivo final la
creación de una red de investigación en la materia, y con los resultados
obtenidos podrán hacer una comparación en profundidad entre las diferentes
ciudades investigadas (Meers et. al., 2014).
Existe la necesidad de estudiar la historia del cine no desde la
perspectiva de las películas o las estrellas del celuloide, sino desde un nuevo
paradigma en el que la audiencia y sus rituales de consumo pasan a ser también
protagonistas de la investigación académica, es lo que se conoce como Nueva
Historia del Cine (New Cinema History),
y en la que confluyen aspectos tan variados como el contexto histórico,
político y económico de cada época, las salas de exhibición y la evolución que
han sufrido, la proyección de determinadas películas en cada momento concreto y
el consumo por parte de cada audiencia, ya que hubo (y hay) diferentes tipos de
consumidores de cine con distintas formas de consumo.
Consideramos
que la investigación que presentamos se enmarca dentro de esta tendencia
académica, y que tiene relevancia porque dará a conocer la percepción de los
jóvenes de Barcelona sobre la experiencia de ir al cine y cómo esa experiencia
ha podido evolucionar a lo largo de los años. Una práctica social cuyas conclusiones
serán extrapolables a ciudades de envergadura, población y ámbito cultural similares
a las de Barcelona. Hemos encontrado distintas variables implicadas, desde las
nuevas tecnologías que han modificado la forma de consumo de los productos
audiovisuales -así se introduce la recepción en la cuarta pantalla que conlleva
la competencia de la industria con cada vez mejores pantallas o sistemas de
sonido más sofisticados en las salas- a las comodidades “extra” en las propias
salas de exhibición, lo que provoca que la experiencia de ir al cine también
haya ido cambiando. Por ello, es imprescindible analizar y comprender cómo ha
cambiado la forma de consumir el cine para poder sentar las bases de lo que
será el consumo del cine en el futuro.
Nos planteamos, pues, que los cambios
tecnológicos, sociales y económicos han fomentado una evolución en la
experiencia sociocultural de ir al cine y que la forma de consumo del mismo es
diferente. Definimos como hipótesis que el consumo en sala está centrado en la alta valoración de la experiencia
diferenciada, ya sea por la aportación de tecnología punta, la oferta de cine
de contenido alternativo o las versiones originales. Las preguntas de
investigación que nos realizamos fueron:
- ¿Qué motivos impulsan hoy en día a los jóvenes
a asistir a las salas de cine? ¿Son los mismos que les impulsaban a concurrir
como audiencia infantil o juvenil?
- En el contexto juvenil actual, ¿la experiencia
del ir al cine se ha convertido en un “lujo” económico?, ¿se seleccionan más
las películas y se prioriza el consumo
social?
Para
responder a estas preguntas hemos diseñado unas variables de análisis que
desplegaremos con profundidad en el apartado del método, pero que
sintéticamente son:
1. Asistencia
al cine: en compañía o solo;
2. Hábitos
en la experiencia de ir al cine;
3. Percepción
del precio de la entrada del cine;
4. Consumo
de cine en el hogar;
5.
La importancia en la
selección de la película;
6. Asistencia
a cines con servicios diferenciados.
En una entrevista en profundidad de más de 60
preguntas y con una duración de 1:30h, como media por sujeto entrevistado,
hemos conseguido respuestas que han sido analizadas cualitativamente y presentamos
en el apartado de análisis, y nos han dado resultados significativos que
exponemos en el apartado de conclusiones.
Marco teórico
Introducción Histórica
La historia del cine en Barcelona comienza a finales del siglo XIX. Según García Fernández (2002), cuando el cine llega a España, y
por ende a Barcelona, lo hace en tres tipos de locales:
·
Barracones: recintos sin los mínimos medios y con
constantes problemas, como los incendios, provocados por los materiales
inflamables con los que se construían dada su provisionalidad.
·
Pabellones: locales bien
dispuestos para la proyección y con condiciones mínimas de comodidad e higiene.
Son los que mayoritariamente evolucionarían al conocido cine de barrio.
·
Salas estables: aquellas
que o bien desde sus inicios se conciben para el espectáculo del cine y que
pueden evolucionar hacia la sala de estreno o la gran sala de cine, o bien son
teatros y alternan la representación teatral con la proyección de películas.
El
primer cine estable fue el Cine Napoleón (1896), pasó de ser “barraca” a “sala
de cine”, y estaba orientado a las clases populares como un entretenimiento muy
económico. Según Luzón, la reconversión de las salas cinematográficas vendría
de la mano legislativa, primero sobre las condiciones de seguridad e higiene,
con normativas como las referidas a los materiales de construcción y como las
que regulan el número de espectadores por sala. (Luzón, et. al., 2014: 5) Así,
encontramos el Reglamento de Policía de Espectáculos Públicos del 19 de Octubre
de 1913 y su reconversión en 1935 (García Fernández, 2002) donde se establecen
estas condiciones mínimas, aunque muchas de ellas no se cumplían, como la
normativa de no fumar o no llevar sombrero en la sala.
En
Barcelona, las primeras salas de cine estables nacen tanto en el centro de la
ciudad como en la periferia, compartiendo el espacio con los barracones
itinerantes, mientras que los pabellones se distribuyen de manera más
discrecional solo entre los barrios tradicionalmente dedicados al consumo del
ocio y las barriadas de la periferia. Así, en los primeros treinta años de la
introducción del cine como entretenimiento en la ciudad de Barcelona, 59 salas
estables se construyen en la ciudad. A
partir del momento en que el cine se comienza a explotar de forma comercial,
este nuevo arte comienza a crecer y a formar parte de la cultura de la ciudad.
Para nuestra investigación, ha sido
necesario analizar la evolución del cine en Barcelona desde 1980 a la
actualidad, ya que nuestra muestra de estudio son jóvenes nacidos en esa década
y nos interesaba especialmente cómo han vivido la evolución de la experiencia
social de ir al cine, conocida como cinemagoing,
dentro de la teoría de investigación de la Nueva Historia el Cine. Fue
complicado encontrar fuentes de información bibliográficas que narraran cómo evolucionó
el cine en la ciudad condal durante estas últimas décadas. Y es aún más
complicado si queremos analizar la etapa de los últimos 10 años, ya que
únicamente existen algunos datos cuantitativos de los institutos de estadística
del país, y los artículos que la prensa escribe sobre el cine, centrados en la
industria o las películas, pero escasamente en las salas o en la experiencia
que supone el acto de consumo cinematográfico más allá de las audiencias. Es
por eso, que para conocer la historia del cine en este periodo, investigamos en
profundidad en la hemeroteca de los periódicos más influyentes.
El cine en
Barcelona en la década de 1980 ya era una alternativa cultural y de ocio con
protagonismo en el país. Sin embargo, a partir de esta década, el cine entra en
una etapa convulsa que le hizo evolucionar de una forma muy rápida, haciendo
que el panorama cambiase radicalmente en poco más de 30 años.
El cine había
sufrido en los años 60 una crisis debida, entre otros motivos, a la llegada de
la televisión a los hogares españoles, pero supo competir con una oferta
diferenciada, enfocada hacia el mayor espectáculo, y siguió creciendo. Las
salas de cine se habían extendido por todo el territorio, y la rutina de ir al
cine con la familia, los amigos o la pareja era un hábito normalizado entre los
ciudadanos españoles. En esa época, prácticamente en todos los barrios de la
ciudad de Barcelona había salas de cine. Eran cines pequeños que tenían entre
una y tres salas, con aforo limitado y donde la oferta de películas era más
bien escasa. Además, eran salas muy sencillas donde todo funcionaba de forma
mecánica o manual, desde la venta de los tickets, hasta la forma de proyección.
En 1984 en
España se produce la legalización de las salas X. Este fue un cambio importante
para la historia del cine, porque además de ser un reflejo de la reciente
democracia implantada en el país, supuso una nueva oportunidad para todas
aquellas salas que estaban en decadencia y que decidieron abogar por el cine
pornográfico para mantenerse en pie. Aún así, muchas de estas salas acabaron
cerrando y convirtiéndose en aparcamientos o supermercados
(Luzón, et. al. 2014).
La
informática y su introducción en todos los ámbitos comerciales también llegó a
las salas de cine en la década de los 80, de tal manera que a finales de la
misma, la venta de entradas por ordenador incluso fue noticia. Este es uno de
los primeros avances tecnológicos de las salas de cine de Barcelona en el año
1987. Venden las primeras entradas informatizadas, lo que permite que las butacas
sean numeradas y que se puedan reservar en taquilla o con anticipación.
Figura 1.
Fuente: La
Vanguardia, 28 de diciembre de 1987, pág. 23.
El último
gran cambio importante de esta década fue la aparición de las primeras
multisalas o múltiplex, que consistían en la ampliación del número de salas en
los cines, y por lo tanto, la multiplicación de la oferta cinematográfica. A
pesar de que nacen en la década de los años 80, fue concretamente a partir de
1995 cuando comienzan a darse cambios que marcarían el nuevo curso de las salas
de cine de la ciudad de Barcelona. Es en este año cuando comienzan a afianzarse
los primeros cines multisalas de la ciudad.
Figura 2.
Fuente: La Vanguardia, 1 de julio de 1995, pág. 59.
La
principal novedad de estos cines era que poseían ocho o más salas de
proyección. El aumento de las salas de proyección por cine provocó que
aumentara considerablemente la oferta cinematográfica. Por otro lado, las salas
comenzaron a ser mucho más grandes y con mucha más capacidad que las que los
ciudadanos podían encontrar en los cines de barrio. Esta tendencia se expande
rápidamente por toda la ciudad. Los grupos
con salas de cine que ya existían como el grupo Balañá o el grupo Lauren deben
adaptar sus cines ampliando el número de salas. Por otro lado, muchos de los
tradicionales cines de barrios acaban
cerrando sus salas, que van quedando obsoletas y no llenan el aforo. Los
espectadores prefieren los nuevos cines multiplex,
con salas más grandes, con la última tecnología, y que ofrecen más servicios y
comodidades.
Con la
llegada del siglo XXI no varió mucho el panorama de las salas de cine de
Barcelona. La tendencia ha seguido siendo la misma: el aumento de los cines
multisalas en detrimento de los cines de barrio. Cada vez son más los
multisalas ubicados dentro de centros comerciales, o cercanos a áreas
comerciales. Es una tendencia que busca ver el cine como un complemento de ocio
y de consumo más que como un evento cultural. Además, se fueron sumando muchos
avances a nivel tecnológico como las salas para ver películas en tres
dimensiones, las salas con sonido Surround
o sonido envolvente, las pantallas curvadas con un tamaño mucho mayor al
normal, o los asientos con vibración.
A partir
de 2008, la crisis económica que comienza a sufrir el país hace que se paralicen
los proyectos de creación de nuevas salas de cine. El cine empieza además a
tener una dura competencia en la piratería, que está muy extendida. La oferta
cinematográfica en internet es cada vez mayor y la forma de conseguir las
películas es cada vez más fácil. Muchas salas de cine siguen cerrando,
especialmente las de menor tamaño.
“En la lista de cadáveres aparecen el Rex, el Palacio del Cinema, el Renoir
Les Corts, las salas de la empresa Lauren en Sant Andreu y en Gràcia, el
Alexandra, el Novedades, el Nàpols, el Casablanca y el Urgell, la sala más
grande que hasta el año pasado tenía la ciudad. La crisis inmobiliaria y la
elevada inversión que precisan estos locales han propiciado que permanezcan
anclados en el pasado” (Elperiodico.com, 17 de mayo de 2012).
A las que
permanecen en pie les cuesta sobrevivir cada día. El 1 de septiembre de 2012
entra en vigor la aplicación del 21% de IVA para las ofertas culturales. Esta
subida de los impuestos afecta de forma muy negativa tanto a la producción como
a la explotación del cine.
Figura 3.
Fuente: La
Vanguardia, 3 de agosto de 2012, Pág. 22.
Los
cambios sociales, económicos y tecnológicos son los principales factores que
han afectado a la evolución del cine en España y, concretamente, en Barcelona. Durante
el siglo XX esta evolución ha sufrido en paralelo los acontecimientos que han
sacudido España; ha pasado por varias crisis económicas, por una guerra civil, la
larga postguerra y los años de dictadura, la posterior transición, y los
últimos años de democracia donde los cambios de legislatura han marcado en
parte el rumbo de las salas de cine. A pesar de las dificultades que ha tenido
que afrontar, el cine sigue en pie después de haber pasado más de un siglo
desde su llegada a Barcelona. Ha sabido adaptarse y progresar mostrándonos un
panorama actual muy diferente al de sus inicios.
Uno de los
problemas que más preocupa a los espectadores en relación al cine es la subida
del precio de la entrada. La totalidad de los entrevistados de nuestro estudio
durante la entrevista en profundidad habló de su preocupación y descontento con
el precio de la entrada a las salas de cine en Barcelona. Los precios han ido
incrementando en las últimas décadas. En los últimos 15 años la tarifa
prácticamente se ha duplicado, y muchos, hoy en día, consideran que el cine es
“un lujo”.
Tabla 1: Precios por década
Década |
Precio de media en un día laboral |
1980-1990 |
130 pesetas
(0,78€) |
1990-2000 |
300-500
pesetas (1,80 – 3€) |
2000-2010 |
5-7€ |
Actualidad |
8-10€ |
Tabla de creación propia con los
datos extraídos de http://www.ipcblog.es/la-evolucion-del-precio-del-cine-desde-1930/ y
FACUA-Consumidores en Acción.
Los
precios de las entradas de cine expuestos no son exactos ya que los mismos corresponden
a la media nacional y pueden aumentar o disminuir dependiendo de la ciudad
donde se encuentren las salas. Además, el precio se puede ver incrementado en
películas de estreno o proyecciones en 3D, o podría disminuir por las ofertas
que haga cada sala de cine, como el día del espectador o los packs familiares.
Aún así, FACUA-Consumidores en Acción denuncia que entre enero de 2004 y el
mismo mes de 2014 el precio medio de la entrada en un día laborable ha subido
un 45,2%. Además, desvela que Barcelona es la ciudad más cara para ir al cine,
ya que acceder a una sala cuesta 9,11 euros de media el fin de semana.
En este
panorama encontramos que el cine en Barcelona tiene dos vertientes muy
diferenciadas. La primera es la de los cines multisalas, que se ubican cercanos
a áreas comerciales y que siguen ofreciendo una amplia gama de películas de
todo tipo, con grandes estrenos y grandes inversiones en publicidad. Por otro
lado, ha surgido una nueva tendencia ya que los cines que no llegan a estar al
nivel de ventas de las multisalas necesitan encontrar la forma de
singularizarse. Algunas de estas singularidades son la proyección de películas
en versión original, que podemos encontrar en el cine Renoir Floridablanca, la
proyección de filmes de autor que se promueve en los cine Verdi, o la
proyección de estrenos pasados con precios en la entrada mucho más baratos, que
encontramos en la sala Texas, una antigua sala cerrada del barrio de Gracia que
ha renacido el año 2014. Son salas de cine que se han reinventado y modernizado
buscando tener una personalidad propia y
a las que la gente acude desde cualquier punto de la ciudad por la atracción
que siente hacia su especialidad.
New Cinema History
La
llegada del cine a España dio lugar de una forma progresiva a muchos cambios en
la vida de las personas. El cine se fue estableciendo como un nueva alternativa
de ocio que aportaba una experiencia social y cultural. Esta nueva actividad
fue teniendo cada vez mayor importancia y fue entrando en la rutina de ocio de
muchas personas. La evolución de la industria del cine y la evolución de las
prácticas de consumo por parte de los espectadores han influenciado a la propia
historia del país. Es por eso que consideramos esencial analizar los cambios
que han tenido lugar y los actores que han favorecido la evolución del cine,
una de las alternativas de ocio más importantes del siglo XX.
“Los espacios de consumo,
la oferta y la selección de las películas, así como los rituales que conforman
el hecho de ir al cine pasan a un primer plano desde esta perspectiva
académica, que nos ofrece datos imprescindibles para poder entender la historia
del cine de forma integral” (Luzón, et. al. 2014: 2).
Los
estudios sobre las experiencias de asistencia al cine, la exhibición y la
proyección de películas, o las salas de cine de las ciudades son escasos en los
inicios de la literatura científica sobre el cine. A partir de los años
noventa, estos estudios se han ido volviendo más comunes, así, encontramos autores
como Allen (1990, 2006), Gomery (1992), Jancovich, Faire y Stubbings (2003),
Kuhn (2002), Lozano, Biltereyst, Frankenberg,
Meers, e Hinojosa (2013), Maltby
(2006), Richards (2003) y Taylor (1989), y entre otros, que han sido los
pioneros que han sentado las bases de la tendencia de investigación académica
del New Cinema History, que estudia
las salas de cine, la programación de las películas, y especialmente las
experiencias y recuerdos de los espectadores sobre la práctica de ir al cine
durante su vida. Esta corriente se ha ido aplicando en estudios realizados
principalmente en Estados Unidos y en algunos países de Europa, donde
investigadores como los antes citados han explorado el desarrollo histórico del
cine en sus países y la oferta de películas determinada por el contexto
histórico-social y han analizado el consumo histórico cinematográfico.
A
pesar de que esta tendencia de investigación se está extendiendo, este tipo de
estudios sobre la perspectiva de la nueva historia del cine en el resto del
mundo son insuficientes. Aún así, podemos localizar bibliografía reciente en
países como México, donde encontramos los estudios de Gómez (2004), Lozano,
Biltereyst, Frankenberg, Meers, e Hinojosa (2013) y Rosas Mantecón (1998).
En
el contexto español encontramos trabajos como los de Labanyi (2005), Letamendi
y Seguin (2004, 2008), Luzón, Biltereyst, y
Meers (2014) y Montero y Paz (2012), que iniciaron el estudio del New Cinema en España o que han seguido
desarrollando esta corriente de investigación desde la perspectiva de la
experiencia de consumo de cine en la vida cotidiana y la modernización del país
gracias a la interacción del cinematógrafo.
“Si las salas de cine se
aceptaban como índice de riqueza y de entretenimiento más difundido, había que
separar una España triste – las zonas con pocos cines-, de otra quizá no
alegre, pero en la que sus clases populares podían disfrutar de un ocio
modesto…y constante. Incluso gentes que no se sentían muy cercanas a la
cinematografía reconocían que el cine era una de las formas de ocio más
importantes” (Montero y Paz, 2012: 82).
Gómez
afirma que el cine reúne tres elementos importantes: una historia particular
del cine como oferta cultural en un espacio local, una historia mediática
dentro de los recuerdos y experiencias de sus públicos, y una historia en su
relación con las culturas locales. Es imprescindible por lo tanto ir más allá
de los datos cuantitativos y descubrir toda aquella información que nos puede
dar el cine. (Gómez, 2004: 12)
Conocer
el papel que ejerce el cine dentro de una sociedad nos aporta mucha información
sobre las transformaciones que se han ido dando a lo largo de la historia. Nos
ayuda a comprender la configuración de esa sociedad, los cambios de una ciudad,
la evolución de los medios de comunicación, y la relación que tienen los
ciudadanos con esos medios de comunicación, especialmente con el cine de su
ciudad.
“La dialéctica, por su
parte, señala que el cine está inmerso en una formación social. El cine es
diferente en casa sociedad y en cada momento histórico porque las condiciones
estructurales de las distintas formaciones existentes le imprimen un
determinado carácter social, político, económico y retórico, de ahí que pueda
hablarse de cine franquista, soviético, fascista, etcétera” (Diez, 2003: 18).
En
definitiva, la perspectiva teórica del New
Cinema History, nos permitirá obtener experiencias y recuerdos de cada uno
de los individuos, creando así un marco histórico que no sólo aportará datos
del consumo cinematográfico, sino también de aspectos sociales, políticos o
económicos.
Esta
corriente académica es muy importante en nuestro estudio ya que esperamos
obtener información que nos ayude a comprender el papel del cine en la historia
de la ciudad de Barcelona.
La
experiencia sociocultural y su extensión al cine como género de masas
Como ya hemos nombrado
anteriormente, uno de los pilares de la Nueva Historia del Cine es conocer los
rituales que conforman los espectadores alrededor de la experiencia de ir al
cine. Normalmente, las primeras veces que un individuo va al cine, lo hace
acompañado de un adulto, generalmente un familiar. Desde la etapa de la niñez
se va generando un rito en torno al acto de ir a una sala de cine. Ese ritual
irá evolucionando con cada individuo. Podrá cambiar la compañía, la sala de
cine a la que se asiste, la forma en que se va a la sala, lo que se consume
mientras se visiona el film, o lo que se acostumbra a hacer al terminar la
película. Sin embargo, la variante que suele persistir es la de ir al cine en
compañía de otras personas.
El
cine, por lo tanto, no es únicamente un momento de ocio y diversión personal,
sino que es una forma de relacionarse, de socializarse, de establecer vínculos
afectivos, y de sentirse parte de una comunidad. Esto tiene especial
importancia durante las etapas de la niñez y de la adolescencia, donde se va
desarrollando la personalidad del individuo y se socializa como individuo.
“El tiempo libre es un
espacio de experiencias significativas donde los jóvenes son los únicos
responsables de lo que hacen, donde los jóvenes hacen realmente lo que quieren
y no lo que tienen la obligación de hacer. El tiempo libre es cada vez más
significante para los jóvenes, el ocio y los medios de comunicación se
convierten en más socializadores que antes” (Figueras, 2007: 27).
El cine en la actualidad
es un medio de comunicación convertido en un objeto de consumo más. Estos
medios de comunicación tienen una enorme carga simbólica que en muchas
ocasiones no se tiene en cuenta y que es necesario valorar especialmente cuando
hablamos del consumo juvenil. “El consumo no es simple consumismo, sino que
también tiene que ver con la amistad, la diversión, las relaciones entre los
sexos, la autoestima o la aceptación” (Martínez, 2002: 87).
En uno de sus artículos sobre la
transformación de la cultura local y los medios de comunicación, Gómez escribe:
“Se hace manifiesto a
través de las memorias de los sujetos una serie de competencias para evaluar y
asistir al cine, un hábitus, porque
la práctica de asistir al cine era una práctica social, una experiencia grupal
y colectiva donde las personas se reunían, se veían, se relacionaban, y es por
ello que el mundo social exterior al cine se introducía de alguna manera en las
maneras de estar en su interior, en las salas, y se creaban circuitos con lo
exterior. El cine era un espacio donde hombres y mujeres jóvenes se reunían, se
encontraban, para buscar pareja, o para que las parejas pudieran encontrarse” (Gómez,
2004: 22).
El cine es un espacio de
afirmación social y la experiencia de ir a las salas cobra sentido cuando se
comparte con otras personas. Para analizar la experiencia de ir al cine de un
adolescente, no es importante conocer únicamente la sala a la que ha acudido, o
la película que ha escogido ver, es esencial conocer y analizar con qué
personas ha experimentado el hecho de ir a una sala de cine. La mejor forma de
comprender el poder socializador de las salas de cine es analizando la
experiencia que los propios adolescentes tienen del hecho de ir acompañados a
ver una película.
La experiencia
sociocultural del cine como género de masas tiene un papel importante en este
estudio ya que una de nuestras hipótesis analiza los motivos que impulsan en la
actualidad a los jóvenes a asistir a las salas de cine. El aumento de precios
de los últimos años ha favorecido que los jóvenes consideren que el cine es un
“lujo económico”, por lo tanto han aumentado las exigencias de lo que el joven
espera del cine. No sólo hace una selección más
exhaustiva de las películas, sino que además prioriza el consumo social.
Los jóvenes
como receptores: la importancia de hacer estudios de recepción en juventud.
Los
adolescentes viven en un mundo de trasformación y construcción vital constante.
La adolescencia es la etapa en la cual las personas comienzan a asentar las
bases de su propia identidad y personalidad. Es una época en la que además
comenzamos a comprender los efectos socializadores que nos ayudarán a estar
integrados dentro de la sociedad. Nuestro entorno, nuestras creencias, nuestros
gustos, nuestra rutinas… estos y otros factores son los que determinarán el
entorno social en el que iremos desenvolviendo nuestra vida, pero son los
medios de comunicación los más determinantes:
“En
la empatía de los jóvenes con la cultura tecnológica, que va de la información
absorbida por el adolescente en su relación con la televisión a la facilidad
para entrar y manejarse en la complejidad de las redes informáticas, lo que
está en juego es una nueva sensibilidad hecha de una doble complicidad
cognitiva y expresiva: es en sus relatos e imágenes, en sus
sonoridades, fragmentaciones y velocidades que ellos encuentran su idioma y su
ritmo” (Martín Barbero, 2002: 3).
Tal
y como Huertas y França (2001) explican, autores
como Bandura y Walters (1977), Bechelloni y Buonanno (1997) y
Thompson (1998) han publicado estudios donde consideran que “los medios de
comunicación son transmisores de modelos de conducta, de modelos de “yo”, y, en
consecuencia, colaboradores de la construcción de la identidad personal” (Huertas
y França, 2001: 5).
Los medios de
comunicación se han convertido en uno de los agentes socializadores más
importantes debido a la transmisión de diferentes imágenes y estereotipos que
son adoptados por los y las adolescentes como modelos a seguir. Aún así, algunos
estudios sostienen que la relaciones de amistad suponen una mayor influencia
para el adolescente que los medios de comunicación. Esto quizá se debe a que es
en las relaciones sociales donde el adolescente experimenta realmente el mensaje
que recibe de los medios (Luzón et al., 2009).
Autores
como Fedele y García-Muñoz (2010), Figueras (2007-2012),
Garitaonandia, Jurasti, Pastor y Oleaga (1998), Huertas
y França (2001), Pontón, F. (1994), y muchos otros, analizan el consumo
audiovisual de los jóvenes buscando patrones que identifiquen sus costumbres,
rutinas o preferencias. La importancia de todos estos estudios sobre la
audiencia juvenil se debe a que, según Huertas (1998) los adolescentes son un target muy diferenciado del resto, porque
su valor y rendimiento económico dentro del sector del ocio está en alza.
Además, la industria
audiovisual está en persistente cambio y se ha hecho aún más palpable los
últimos años. Constantemente aparecen en el mercado nuevas alternativas de
consumo audiovisual que hacen que la industria del cine tenga que competir
transformándose y se tenga que adaptar a los nuevos cambios y rutinas del
público.
Para realizar este
trabajo, es primordial que conozcamos la percepción que tienen los jóvenes de
estos cambios, cómo aprecian la evolución de la industria audiovisual y, en
especial, la evolución de la industria del cine.
Las transformaciones sociales en
relación a la cultura del ocio nos proporcionan un aumento del consumo de
contenidos televisivos, cinematográficos o radiofónicos, entre otros, recibidos
a través de las redes sociales, de la pantalla del televisor, de un móvil o de
una tableta. Esta realidad debería plantear una mayor atención a cómo siguen
influyendo esos contenidos en la población juvenil durante la etapa de
construcción de las identidades. Los
adolescentes están expuestos constantemente a la evolución de las nuevas
tecnologías de la comunicación y la información y son capaces de adaptarse a
ellos y de actuar en consecuencia. Según Fedele y García-Muñoz “las
nuevas generaciones de jóvenes han nacido y crecido en un entorno
multimediático, donde reciben constantemente estímulos de las muchas pantallas
de diferentes medidas y funciones que los envuelven” (2010: 5).
Método
Según Winner y Dominick (1996) existen
cuatro tipos de investigación cualitativa: estudios de observación directa y
simple, entrevistas abiertas o intensivas realizadas a través de entrevistas en
profundidad, grupos de discusión o entrevistas en grupo, y estudios de casos.
En el presente trabajo de investigación se ha
utilizado como metodología la entrevista en profundidad. Este tipo de
metodología se diferencia de otros tipos en que utilizan muestras pequeñas,
transmiten motivaciones o razones de las respuestas de los encuestados, dan
información detallada de los valores, motivaciones,
experiencias y sentimientos de aquellos que son entrevistados, permiten
realizar una observación en profundidad de las reacciones implícitas y no
verbales de los sujetos, suelen ser de larga duración, la dinámica de la
entrevista se irá desarrollando según se va realizando y, existe su éxito
depende de la relación que se establezca entre el entrevistador y el
entrevistado.
La
entrevista en profundidad, por lo tanto, es la metodología más acertada dentro
de la corriente de la Nueva Historia del Cine, ya que nos aporta opiniones,
vivencias y recuerdos por parte de los entrevistados que nos puede ayudar a
comprender la evolución histórica del cine en Barcelona.
Este
proyecto se basa en un estudio de recepción que analiza las dinámicas de los
espectadores con respecto al consumo cinematográfico y cómo éste afecta las
rutinas sociales de los jóvenes, en este caso específico de la ciudad de
Barcelona. El trabajo se llevó a cabo a través de la técnica cualitativa de
entrevistas en profundidad. En base al universo, y teniendo en cuenta que el
estudio es cualitativo y que en ningún momento pretende ser representativo ni
generalizable, establecimos una muestra de 20 jóvenes de diversas edades y
ambos sexos, entre los 20 y 30 años y residentes en Barcelona. La selección de
la muestra se ha realizado de forma aleatoria, por lo tanto no hay una
discriminación por religión, nivel socioeconómico o nivel cultural. La
intención es que en la muestra quedaran representados ambos sexos, la gama de
edades de entre los 20 y 30 años y todos los distritos de la ciudad de
Barcelona.
Las
preguntas del guión semi-estructurado estaban distribuidas en tres etapas:
infantil, adolescente y joven.
La etapa de la infancia comprende desde el
nacimiento hasta los 12 años; la adolescencia de los 12 años a los 18; y la
juventud de los 18 a la edad actual del entrevistado. En el periodo previo a la
realización de las entrevistas, durante la preparación de las mismas, hemos
visto que la rutina de ir al cine es muy diferente especialmente entre esas
tres etapas: en la infancia el hecho de ir a una sala de cine implica el
acompañamiento de un adulto; durante la adolescencia, es una de las primeras
actividades de ocio que se realizan sin la supervisión de un adulto y la
importancia reside en la experiencia social que le aporta ir a las salas con el
grupo de amigos; y a partir de la etapa que denominamos juventud, la persona va
al cine de una forma más consiente a ver las películas, y no tiene tanta
importancia la experiencia social como en la juventud. En las tres etapas se
han repetido muchas preguntas que demuestran la evolución de la persona en los
hábitos de ir al cine. En la parte final de la entrevista se han añadido
preguntas relacionadas con los hábitos actuales, la integración de las nuevas
tecnologías de la información en sus vidas y la forma en que ha podido cambiar
su rutina de ir al cine, o sus opiniones sobre asuntos como la percepción que
tienen de la industria del cine en Barcelona en la actualidad.
Las
entrevistas se llevaron a cabo durante enero y mayo de 2015, fueron grabadas en
audio y vídeo, transcritas y posteriormente analizadas.
La
forma de análisis de las entrevistas se ha realizado mediante la búsqueda de
palabras clave que ofrece el propio programa Word de Microsoft Office, en una
primera aproximación y la herramienta de análisis Atlas.ti. en un segundo paso
del análisis de contenido. Las palabras buscadas en las entrevistas que han permitido
el análisis son aquellas que pertenecen a los campos temáticos que se han
definido y están en relación al objetivo del proyecto. El estudio consistió en
la recopilación de historias orales sobre experiencias, anécdotas, rutinas y
recuerdos de los entrevistados al ir al cine.
Para
desarrollar nuestro análisis cualitativo establecimos las siguientes variables:
1)
Asistencia
al cine: en compañía o solo
Las
personas generalmente van al cine en compañía, especialmente durante la
infancia y la adolescencia. Por lo tanto, consideramos importante analizar la
importancia de la experiencia socializadora en el acto de ir al cine o por el
contrario, los motivos que llevan al individuo a preferir ir al cine sin
compañía.
2)
Hábitos
en la experiencia de ir al cine
Descubrir
los hábitos, rutinas o costumbres que se han creado en torno al acto de ir al
cine. En muchos casos la experiencia de ir al cine se ha llegado a considerar
un ritual.
3)
Percepción
del precio de la entrada del cine
El
precio de la entrada del cine se ha ido incrementando gradualmente los últimos
años. Analizamos la percepción que tienen los jóvenes de este incremento y las
medidas que toman al respecto.
4)
Consumo
de cine en el hogar
Las
nuevas tecnologías de la información sumadas al nacimiento de Internet han
permitido que el cine esté al alcance de la gran mayoría de forma gratuita.
Analizamos los motivos que llevan a los jóvenes a consumir cine en sus casas y
qué otros motivos les mueven a seguir asistiendo a las salas de cine.
5) La importancia en la
selección de la película
La oferta cinematográfica de la que disponen los jóvenes en la actualidad
gracias a las nuevas tecnologías es infinitamente mayor que la oferta que
pueden encontrar en las salas de cine. Es importante por lo tanto analizar de
qué forma seleccionan las películas que consumen en las salas y qué elementos
son los que priorizan.
6)
Asistencia
a cines con servicios diferenciados.
En
la actualidad, en la ciudad de Barcelona está naciendo una tendencia que
consiste en la singularización de los cines, ofreciendo servicios diferenciados
a los habituales de las salas comerciales. Analizamos si los jóvenes se
decantan por esta tendencia o si, por el contrario, siguen prefiriendo las
salas de cine habituales.
Resultados
Los resultados que
expondremos a continuación son los datos obtenidos del análisis de contenido de
las entrevistas en profundidad realizadas entre el 1 de enero y el 10 de mayo
de 2015. El procedimiento utilizado para obtener la información fue:
En
primer lugar, realizar las entrevistas en profundidad a la muestra escogida.
Las entrevistas fueron grababas en audio y vídeo. En segundo lugar, se procedió
a la transcripción de las mismas. El procedimiento para poder realizar un
análisis y obtener resultados de las respuestas de los entrevistados fue, en
tercer lugar, hacer una tabla con bloques temáticos ordenados en “Causas” y “Consecuencias”.
Los bloques están relacionados con los temas que se tratan en la hipótesis y
con el objetivo del estudio. Dentro de cada bloque hemos seleccionado palabras
que pertenecen a un mismo tema. Posteriormente, se ha buscado en todas las
entrevistas esas palabras para analizar a qué hacen mención los entrevistados
utilizando la herramienta Atlas.ti. Por último, se ha realizado una comparativa
de todas las respuestas formulando conclusiones.
Los resultados que se
expondrán a continuación son los obtenidos de las entrevistas de nuestra
muestra. La muestra escogida solo es representativa de la ciudad de Barcelona y
extrapolable a su rango de edad. El hecho de realizar un análisis cualitativo
nos acerca a la realidad que viven los jóvenes hoy en día y los lazos de relación
que establecen con el acto de ir al cine (cinemagoing).
A continuación mostramos la tabla de bloques temáticos utilizada para realizar
el análisis.
TABLA 2: Categorías de
causas y consecuencias |
|||
CAUSAS |
Experiencia
social: Amigos Pandilla Grupos Comunidad |
Aumento
de precio: Subida
del IVA Lujo Precio Dinero |
Mayor
acceso a películas: Internet Portátil/Tablet DVD Televisión |
CONSECUENCIAS |
El
cine como rito: Ritual Rutina Costumbre Hábito |
Mayor
selección de películas: Buscar
películas no americanas Buscar
críticas Pedir
recomendaciones |
Experiencia
diferenciada: Cine
de Autor Versión
original Alta
tecnología Cines
Alternativos |
Fuente: elaboración propia.
La experiencia social de ir al cine.
La
experiencia social del cine tiene especial importancia durante la etapa de la
niñez y de la adolescencia, donde se va desarrollando la personalidad del
individuo y se tiene la necesidad de sentirse parte de la sociedad. Nuestra
muestra está compuesta por jóvenes, por lo tanto es muy importante que
analicemos cómo han vivido ellos el factor socializador del cine. Mediante las
entrevistas en profundidad, los entrevistados han podido contarnos cómo han
vivido desde la etapa de la infancia a la actualidad esa experiencia social del
cine.
La
rutina que más nos repiten los entrevistados se define en: quedar con otras
personas, decidir la película, comprar las entradas, disfrutar de las horas que
dura el film y, finalmente, comentarlo y analizarlo con las personas con las
que se ha asistido a la sala. Los 20 entrevistados afirman que les gusta
compartir el cine con otras personas, que disfrutan yendo en compañía. Algunas
de las respuestas que demuestran la importancia de los amigos en la rutina de
ir al cine son las siguientes.
A
la pregunta “¿Con qué asocia de su juventud su experiencia de ir al cine?”
*Una actividad para hacer con los amigos, todos
juntos, y divertirnos. (NS, mujer 21 años)
*Con la libertad de salir con tu amigas, sin tus
padres, te sientes mayor, hacer vida social. (LB, mujer, 21 años)
*Pues lo relaciono al grupo de amigas que es el que
sigo teniendo actualmente, y que comenzamos quedando yendo al cine.
(BH, mujer, 20 años)
A
la pregunta “¿Qué diferencias encuentra entre el ir al cine en su infancia e ir
al cine actualmente?”
*Cuando era pequeña el cine era el medio, el fin era
estar con mis amigos y pasar el rato, y en la adolescencia el fin era poder
salir sola (con amigas), sin mi madre. (EB,
mujer, 24 años)
A
la pregunta “Qué tipo de películas te gustaban?”
*Las típicas películas chorras americanas, de fiestas
donde todos se emborrachan, de carreras… Cualquiera me gustaba porque lo
importante era que iba con los amigos.
(GJ, hombre, 23 años)
A
la pregunta “Las
películas que te descargabas, ¿las veías con amigos en casa, sola, o de qué
forma?”
*No las veía sola. Jamás me ha
gustado ir al cine sola y cuando veo a una persona sola en el cine pienso que
es porque no tiene con quien ir y eso me parece muy triste. Y ahora, a veces en
el cine aparecen películas que a mi me gustaría ir a ver y pienso “voy a ir
sola”, pero no, sola no, aunque tampoco quiero arrastrar a nadie a ver una
película que quizá no le interesa, pero si tengo que ir sola acabo no yendo. (EG, mujer, 21 años)
A
medida que crecemos y maduramos, se comienza a dar mayor importancia al cine
como un acto cultural y por lo tanto, aunque muchos siguen yendo acompañados,
no es algo esencial.
A
la pregunta “¿Con qué asocia de su edad adulta su experiencia de ir al cine?”
una entrevistada respondía:
*Con pasar un buen rato, disfrutar de una película,
pensar “me ha gustado el guión, me han gustado los actores, la fotografía…”
Todo más analítico.[…] Es algo agradable, divertido, pero también es una
actividad cultural, intelectual, ya comentas aspectos de la película a parte de
si te ha gustado o no, el por qué…Lo asocio con algo bueno, no es ningún
suplicio. (BG, mujer, 21 años)
Y
a la pregunta “¿Qué diferencias encuentra entre el ir al cine en su infancia e
ir al cine actualmente?” otros entrevistados contestaban:
*Antes, la película era lo de menos lo que me hacía
ilusión era ir la cine con mis amigas, comprar palomitas y luego quedarnos
hablando. Ahora voy por la película.
(LB, mujer, 21 años)
*Antes era más puntual, el cine era una ocasión para
hacer algo diferente. Y ahora…por ejemplo, me gusta mucho hacer fotos y el cine
me inspira, me vienen ideas a la cabeza. Es diferente la manera. Es más
cultural. (MM, mujer, 22)
Si
analizamos las respuestas de los entrevistados, el 100% de la muestra
consideraba que la compañía de los padres o los amigos era imprescindible para
ir a las salas de cine durante la etapa de la infancia. Dentro del periodo de
la adolescencia, este porcentaje se reduce ligeramente, ya que, uno de los entrevistados
afirma haber ido solo, sin compañía, en alguna ocasión al cine durante esta
etapa. El panorama durante la juventud es diferente. Como hemos comentado
anteriormente, muchos comienzan a darle importancia al cine por la película que
se va a consumir y no tanto por la experiencia social que les aporta.
El cine convertido en un ritual.
Las
rutinas que tenemos para ir al cine son muy diversas. Para las personas puede
tener mayor o menor importancia y podría ser más habitual para unos y más
excepcional para otros. Sin embargo, ir a una sala de cine no es algo tan
cotidiano como sentarse a ver un programa de televisión. Ir al cine implica
escoger día y horario, trasladarse hasta una sala, escoger una película,
comprar la entrada… Las personas tienen diferentes rutinas y costumbres
alrededor del cine y conocerlos nos puede ayudar a comprender mejor la
percepción que tienen los espectadores del cine en la ciudad de Barcelona.
Además, conocer estos hábitos son una parte fundamental de la nueva historia del cine.
En
las entrevistas realizadas a nuestra muestra, vemos que muchos de los sujetos utilizan
palabras como rutina, costumbre, o ritual. Algunos ejemplos son los siguientes:
A
la pregunta “¿Cómo describiría una típica ida al cine cuando era niña?” una de
las entrevistadas contestaba:
*Yo lo vivía como si fuera algo muy especial. Era la actividad
del día, que estabas pensando todo el día en ella, como si fuera un ritual. La película, las palomitas...me
hacía mucha ilusión ir al cine de pequeña.
(LB, mujer, 21 años)
A
la pregunta “¿Quiénes eran sus actores favoritos cuando era niña?”
*El que hacía de Harry Potter. Yo crecí con Harry
Potter, tenía 9 años cuando se estrenó. Ahí también había rutina cada navidad, porque coincidía también con el cumpleaños de
mi hermana. Cada navidad íbamos al cine el mismo día, en el cumple de mi
hermana, y cada navidad desde que se estrenó Harry Potter coincidía que se
estrenaba también El Señor de los Anillos. Así que durante años fuimos al cine
y mi madre y yo íbamos a ver Harry Potter y mi padre y mi hermana se iban a ver
El señor de los Anillos. Luego nos encontrábamos y nos contábamos las dos
pelis. (GG, mujer, 22 años)
A
la pregunta “¿Quién elegía las películas cuando eras niña?”
*Cuando iba con mi familia, mis padres y mi hermano,
teníamos la costumbre de hacer
votaciones. En papelitos de forma anónima, cada uno ponía el nombre de la
película que quería ver. La más votada era la que veíamos. Era una manera
divertida de elegir películas. (AS,
mujer, 25 años)
A
la pregunta “¿Qué diferencias encuentra entre el ir al cine en su infancia e ir
al cine actualmente?”
*Cuando era pequeña iba al cine muchísimo me gustara o me interesara la
película o no. Iba porque era como una rutina,
ir cuando no sabíamos que hacer, y la entrada estaba mucho más barata y te lo
podías permitir. (BH, mujer, 21 años)
Como podemos ver por las
preguntas a las que se hace referencia y las respuestas de los entrevistados, las rutinas en relación al cine tiene
especial importancia durante las etapas de la infancia y la adolescencia.
Sin embargo, durante la
etapa de la juventud, el acto de ir al cine se vuelve algo más cotidiano,
pierde la “magia” que se le ve en la infancia y se vuelve algo más espontáneo,
menos planificado y rutinario.
A
la pregunta “¿Cómo describiría una típica ida al cine en su edad adulta?” una
entrevistada respondía:
*Ya no quedas como plan de ir al cine, no lo planificas con mucha antelación
como en la adolescencia. Ahora estas
tomando algo en un bar y surge, “ay, vamos a mirar una peli” y miras las que
hay, el horario y vas. (GG, mujer, 22 años)
Y
a la pregunta “¿Qué diferencias encuentra entre el ir al cine en su infancia e
ir al cine actualmente?” otros de los entrevistados respondían:
*Antes era todo mucho más alegre, ibas al cine y te lo
pasabas muy bien. Ahora no es tan
espectacular, porque lo tienes todo más a mano. Antes ibas con 8 personas y
ahora es difícil encontrar gente que quiera ir al cine, es raro que vayan 3.
(GJ, hombre, 23 años)
*Yo creo que ha
perdido la magia de ir a la sala. De estar en la sala con las palomitas.
Esa magia que puedes tener cuando eres niño. Ahora se ha vuelto más cotidiano.
(JJ, mujer, 26 años)
*Antes era más puntual, el cine era una ocasión para
hacer algo diferente. Y ahora…por ejemplo, me gusta mucho hacer fotos y el cine
me inspira, me vienen ideas a la cabeza. Es diferente la manera. Es más
cultural. Me gusta meter cosas que considero especiales en el mi día a día y
convertirlas en algo cotidiano.
(MM, mujer, 22 años)
*Me sigue gustando mucho, lo sigo viviendo con ilusión
porque no es algo que hagas cada día. Aun así no es como cuando eres pequeño
que es el evento de la semana. Ahora lo disfruto, pero lo vivo como algo más normal, más cotidiano. (LB,
mujer, 21 años)
Aunque
nuestro estudio ha sido específicamente cualitativo, nos ha parecido
significativo ilustrarlo cuantitativamente con los datos que de las entrevistas
en profundidad hemos extraído en relación a las preguntas que realizábamos a la
muestra. Esta ilustración no ha variado en absoluto nuestro análisis o
conclusiones, pero permite visualizar gráficamente la experiencia sociocultural
de ir al cine de nuestra muestra:
Gráfica
1:
Resultados de cómo van al cine Gráfica 2: Resultados de cómo consideran el
cine
Fuente:
elaboración propia Fuente: elaboración propia
El cine, un nuevo lujo.
En
el contexto histórico del cine en Barcelona hemos analizado la forma en que
llegó el cine a la ciudad. Las primeras salas eran barracones donde se hacían
proyecciones orientadas a las clases populares como un entretenimiento muy
económico, evolucionan a los Palacios de Cine y crecen en los denominados Cines
de Barrio, donde van a encontrar su público más extendido. “Si las salas de
cine se aceptaban como índice de riqueza y de entretenimiento más difundido,
había que separar una España triste – las zonas con pocos cines-, de otra quizá
no alegre, pero en la que sus clases populares podían disfrutar de un ocio
modesto…y constante.” (Montero y Paz, 2012: 82).
Pero de las barracas y del ocio para las clases más populares
hemos vivido una inversión en el rol que predomina en la experiencia social de
ir al cine, ya que esta no es la percepción que tiene la audiencia entrevistada.
Uno
de los temas más recurrentes de las entrevistas ha sido el precio de la entrada
de cine. En las tres etapas que tratamos preguntamos a los entrevistados si
recuerdan el precio de la entrada de cine, y ya en esas respuestas podemos ver
como la evolución ha sido claramente ascendente. Sin embargo, los entrevistados
hablan de este tema también en otras preguntas. En el contexto histórico del
cine en Barcelona hemos analizado la subida de precios de los últimos años
desde el punto de vista cuantitativo, pero con las entrevistas en profundidad
podemos analizar de qué forma afecta a la sociedad este incremento.
Son
muchos los entrevistados preocupados por el aumento del precio en las entradas
a las salas de cine, y eso se demuestra en que en más de una pregunta, la
respuesta ha estado relacionada con este asunto.
A
la pregunta “¿Cómo crees que ha cambiado la industria del cine?” algunos
contestaban:
*Yo creo que la gente va mucho menos al cine en
Barcelona porque casi todos tenemos acceso a las películas por internet, y la
gente no ve la necesidad de pagar 8 € cuando puede ver la película en casa y
gastar ese dinero en otra cosa. Se está perdiendo mucho público, las salas casi
nunca está llenas, pero es que si la gente no tiene dinero…Tampoco ayuda que
suban los precios de las salas. Aún así sigue habiendo gente que va al cine,
que disfruta de ir al cine, y que no le importa pagar ese dinero. Es cuestión
de preferencias y de tener la posibilidad y el dinero para gastarlo en eso.
(BG, mujer, 21 años)
*[…] Las salas de proyección han impulsado una estrategia
empresarial equivocada a raíz de los precios prohibitivos. No entiendo que les
salga a cuenta tener salas medio vacías cuando la gente paga 9€, cuando
poniéndolas a 3€ tienen el doble de gente en las salas o más, así que no
entiendo el modelo de negocio. Los días de oferta se les llena, y la gente hace
reservas. No entiendo cómo no se les pasa por la cabeza bajar de 9€ a 5€.
(EL, hombre, 28 años)
*Siento que se está infravalorando el cine, porque
está tan caro que la gente prefiere buscarse la vida y ver las películas en
otro sitio que pagar por ir al cine. Ha cambiado en cuanto a que la calidad es
mejor, los cines han ido a mejor, pero la gente va menos a no ser que sean días
de ofertas. En esos días se ve que la gente quiere ir al cine, si les pones facilidades
irán, porque les encanta. Si baja el precio ves que la gente se motiva y va
mucho más. (GJ, hombre, 23 años)
*Yo creo que se ha reducido la gente que va al cine.
Básicamente porque el precio de la entrada ha subido. Antes el cine era una
actividad del fin de semana y ahora es casi un lujo que la gente no está
dispuesta a permitirse. (NS,
mujer, 21 años)
*Ahora hay muchas menos salas de barrio porque son más
rentables los multicines. En cuanto al precio de las entradas, los últimos
años, que se ha hecho la fiesta del cine, se ha demostrado que si se baja el
precio es mucho mejor porque durante esos días se triplica e incluso más, la
gente que va a al cine. Yo creo que los precios son excesivos. Ir al cine
debería ser mucho más normal, no tener la sensación de que casi he ahorrado
para poder comprarme la entrada para ir al cine. (LB,
mujer, 21 años)
Además,
en la actualidad existen otros medios alternativos para consumir audiovisual sin
tener que ir a las salas de proyección. Una de las tendencias más extendidas de
los últimos años es el consumo de filmes a través de internet ya que brinda la
posibilidad de consumir una gran oferta de películas que jamás encontrarías en
las salas, ya sea por alquiler o de forma gratuita.
*El cine ha cambiado mucho debido al alto
IVA cultural y a los cambios tecnológicos como las descargas por Internet.
Ahora es muy sencillo descargarte películas por Internet o verlas por streaming. Además hay una
gran variedad; películas de todo el mundo, antiguas, actuales, de autor… (AS,
mujer, 25 años)
*[…]Internet te abre las puertas a un sinfín de
películas. (GG, mujer, 22 años)
*[…]Si las películas que me descargo estuvieran en el
cine iría. (JJ, mujer, 26 años)
*El cine siempre ha sido importante, pero el hecho de
ir al cine ya no tanto. Eso de quedar para ir al cine ya no se hace tanto como
era antes, al menos para mí. Si quiero ver una película la veo en mi casa sola.
Sobretodo por el precio. A mí las películas me siguen gustando, pero ir al cine
y gastarme tanto dinero para ver una película de dos horas y volver a casa…Tenemos tan fácil
la piratería, y coger el ordenador y verlo en tu casa, que ¿para qué ir hasta
allí?. Ahora quieren abrir el Lauren que estaba cerca de mi casa con películas
en versión original. A ese si iría, porque sería algo diferente. (BH,
mujer, 21 años)
De
los 20 entrevistados, 18 (el 90%) afirman que con frecuencia consume cine en
casa. Tan sólo una de esas 18 personas suele descargar las películas o verlas
en DVD, los otros 17 afirman que lo más habitual es verla por streaming.
Gráfica 3: Resultados de consumo cinematográfico
Fuente:
elaboración propia
Una selección rigurosa.
Los
jóvenes de la muestra seleccionan de forma más exhaustiva las películas que van
a consumir en el cine. Esto se debe principalmente a dos factores que hemos expuesto
anteriormente. El primero es la prioridad experiencial del individuo. Como
hemos visto anteriormente, la mayoría de los jóvenes entrevistados da prioridad
a la película que va a consumir, ya que considera que ir al cine es una
actividad cultural por encima de la experiencia social. El segundo factor es el
precio. Los jóvenes seleccionan muy bien las películas que desean consumir en
el cine porque consideran excesivo el precio de la entrada y saben que podrían
ver cualquiera de esas películas de una u otra forma. Por lo tanto, escogen de
antemano, saben que lo que les aporte compensará la inversión realizada.
Los
siguientes testimonios de los entrevistados reflejan de qué forma seleccionan
ellos las películas que desean ver y qué motivos tienen para elegir tan
cuidadosamente:
A
la pregunta “¿Qué diferencias encuentra entre el ir al cine en su infancia e ir
al cine actualmente?”
*Cuando era pequeña iba al cine muchísimo me gustara o
me interesara la película o no. Iba porque era como una rutina, ir cuando no
sabíamos que hacer, y la entrada estaba mucho más barata y te lo podías
permitir. Ahora la entrada esta mucho más cara y lo analizas mucho más. Solo vas de vez en
cuando, en ocasiones especiales y porque sabes que la película te gustará.
(NB, mujer, 22 años)
*Pues que antes ibas al cine más a menudo sin
importarte quizá el título de la
película y ahora personalmente, los títulos que voy a ver los selecciono
muchísimo más. Cuando era más pequeña le decía a mi madre “mamá, está esta
película, llévame a verla” y me llevaba; durante la juventud hacía lo que
decidía el grupo, así que durante la infancia y juventud me daba igual la
película que fuera, y ahora los títulos los selecciono muy meticulosamente.
(EG, mujer, 21 años)
*Ahora cada vez que voy al cine lo valoro mucho más.
Antes iba mucho más a menudo. Además, antes era cualquier película valía y
ahora al ir menos, intento seleccionar mejor los films. Me gustaría ir mucho
más al cine pero debido a su alto precio, me miro más películas en casa. Eso
sí, cuando voy al cine lo valoro mucho más, me gusta comprar la entrada con
antelación y esperar rato en la sala a que empiece la película.
(AS, mujer, 25 años)
Antes seguramente iba a ver cualquier película que
hicieran aquel fin de semana y ahora sé muy bien las películas que escojo.
Normalmente no voy a ver una película sin saber de qué trata y haber leído si
las criticas son buenas o malas. (NS, mujer, 21 años)
Y
a la pregunta “¿Quién elegía las películas?”
*Entre todas. Con la persona con la que voy, miramos
las películas que hay, buscando de que va, las críticas en Filmaffinity y
decidimos. (EB, mujer, 25 años)
En
los últimos años debido a la crisis, entre otros factores, los cines más
pequeños, o los que están localizados en barrios alejados de las áreas
comerciales, han vivido situaciones económicas complicadas y les ha resultado
difícil competir con las grandes salas. Muchos de estos cines han cerrado, como
hemos visto anteriormente en el contexto histórico del cine en Barcelona. Sin
embargo, otros han optado por la tendencia de buscarse una personalidad propia.
Esta personalidad propia les permite diferenciarse de los cines más grandes y
aportar un nuevo servicio a aquellos espectadores a los que no les guste el
cine comercial. Los servicios que normalmente ofrecen estos cines son las
películas en versión original, cine de autor, ciclos de cines temáticos, reposiciones
de películas antiguas y precios más baratos.
A
la pregunta “¿Qué cosas crees que son indispensables en un cine?” algunos
entrevistados contestaban:
*Pues yo me dirijo siempre a salas pequeñas, porque
tienen cine de autor y en versión original.
A las comerciales a penas voy ya. Me esfuerzo por buscar películas en versión
original. También voy mucho a cines con reposiciones,
o a cines que hacen ciclos donde te dan un boleto que por 10 películas cuesta
menos o cosas así. Hay muchas propuestas en Barcelona que merecen la pena. (EB, mujer, 25 años)
*A parte de que sea pequeño, me gustan mucho las salas
que son en versión original, que muy
pocos cines lo ofrecen. Me gusta que sea una experiencia más íntima. Se debería
bajar el precio y promover las salas
pequeñas de barrio, no sólo las de centro comercial porque no sé, ir a una gran
sala me hace sentir más consumista que si voy a una pequeña. También el tipo de
películas que proyectan, que suelen ser diferentes, las multicines deberían ofrecer
también la versión original. (LB,
mujer, 21 años)
Y la pregunta “¿Le
gusta algún cine en particular?” otros contestaban:
*Ahora el Texas porque es asequible. Está demostrando
que las salas de proyección no tienen que ofrecer necesariamente la última novedad,
el interés que genera a la gente el cine no es porque sea la última novedad y
más hoy en día que la gente no va tanto al cine. La política de proyectar películas que se estrenaron hace
un año y a precios populares se
esta demostrando que funciona. Es una oportunidad para descubrir productos
audiovisuales que de otra forma no habría podido descubrir en otras salas de
proyección. Además están en versión
original subtitulada.
(EL, hombre, 28 años)
*Ahora a los que más suelo ir es a los Renoir Floridablanca.
Pero a veces, dependiendo de la peli, voy a los Balañá de Sants o a los Verdi
que hacen versión original, o cosas
así. (MM, mujer, 22 años)
Gráfica 4: Resultados de preferencia de salas
cinematográficas
Fuente:
elaboración propia
Conclusiones
El
análisis de las entrevistas demuestra la importancia de los amigos en la
experiencia de ir al cine, especialmente en la etapa de la adolescencia. El
cine cobra importancia por la compañía y no tanto por la película que se desea
ver. A medida que crecemos y maduramos, se comienza a dar mayor importancia al
cine como un acto cultural y por lo tanto, aunque muchos siguen yendo
acompañados, no es algo esencial.
Si
analizamos las respuestas de los entrevistados, el 100% de la muestra considera
que la compañía de los padres o los amigos es imprescindible para ir a las
salas de cine durante la etapa de la infancia. Dentro del periodo de la
adolescencia, este porcentaje se reduce ligeramente, ya que, uno de los
entrevistados afirma haber ido sin compañía en alguna ocasión al cine durante
esta etapa. El panorama durante la juventud es diferente. Como hemos comentado
anteriormente, muchos comienzan a darle importancia al cine por la película que
se va a consumir y no tanto por la experiencia social que les aporta.
En
conclusión, el factor social que tiene la experiencia de ir a las salas de cine
es indiscutible, ya que en cualquiera de las etapas estudiadas, la mayoría de
los entrevistados afirma ir acompañado. Sin embargo, podemos percibir una
evolución en cuanto a la importancia que tiene para los entrevistados la
compañía en el consumo cinematográfico. Se demuestra que la experiencia
socializadora es una prioridad en las etapas de la infancia y la adolescencia;
mientras que, durante la juventud, la prioridad es la experiencia que aporta
consumir el film y la compañía queda en un segundo plano experiencial.
Las
rutinas en relación al cine tienen especial importancia durante las etapas de
la infancia y la adolescencia. Sin embargo, durante la etapa de la juventud, el
acto de ir al cine se vuelve algo más cotidiano, pierde la “magia” que se le ve
en la infancia y se vuelve algo más espontáneo, menos planificado y rutinario.
Por lo tanto, los rituales y rutinas que se configuran en relación al acto de
ir al cine a partir de la infancia tienen especial relevancia para los
espectadores. Es una etapa en la que el cine es sorprendente, es considerado
una actividad especial y fuera de la cotidianidad del día a día. Sin embargo, a
partir de la juventud, ir al cine se va convirtiendo en un plan más espontáneo
y menos planificado que puedes realizar cualquier día de la semana.
A
pesar de que es difícil encontrar datos cuantitativos que demuestren que la
asistencia a las salas de cine ha disminuido y que la causa son los precios y
los avances tecnológicos que permiten consumir cine en los hogares, es esa la
percepción que tienen los entrevistados. La totalidad de los 20 entrevistados
considera que el precio actual de las salas de cine es excesivo y que es uno de
los motivos que a ellos les hace replantearse si ir a las salas de cine o no.
El 100% de la muestra afirma que si los precios fueran más bajos seguramente
irían con mayor frecuencia a las salas de cine.
Además,
en la actualidad existen multitud de medios alternativos para consumir películas
sin tener que ir a las salas de proyección. Una de las tendencias más
extendidas de los últimos años es el consumo de cine a través de internet ya que brinda la posibilidad de consumir una
gran oferta de películas que jamás encontrarías en las salas y de forma
gratuita. En la actualidad, es inviable comparar el cine con Internet. Los
precios de las salas de cine no son competitivos en relación a la oferta por
alquiler o inclusive gratuita que ofrece Internet. El cine está tendiendo en la
actualidad a ofrecer servicios específicos y diferenciadores como son las
películas de autor que rara vez se pueden encontrar en la red, ciclos de cine
temáticos o filmes en versión original.
En
conclusión, los jóvenes seleccionan ahora mucho más las películas que desean
consumir en el cine. Se informan a través de internet o se basan en
recomendaciones de personas que han visto las películas anteriormente. Rara vez
dejan al azar la elección de la película. El motivo por el que la selección es
tan rigurosa, como hemos dicho anteriormente y como se ve demostrado en los
testimonios, se debe principalmente a la importancia que los jóvenes le dan al
factor experiencial de la película, al elevado precio de la entrada de las
salas de cine en la actualidad, y a la gran oferta que brinda Internet.
Como
podemos ver, para nuestros entrevistados la experiencia de ir al cine va más
allá de consumir una película. Los principales motivos que les llevan a seguir
yendo a las salas de cine a pesar de tener una amplia oferta en la red, son la
calidad y la vivencia experiencial que
les aporta. Hemos analizado anteriormente la exigencia que los entrevistados
muestran a la hora de ir al cine y escoger una película debido al factor
precio, entre otros, pero una vez decidida esta opción, sacan todo el partido
posible a la experiencia que les aporta consumir una película en una sala de
cine.
Vemos
que el hábito de ir a cines donde la experiencia es diferenciada es una
tendencia que va en aumento, a pesar
de que no está completamente extendida. Este
tipo de cines ofrece un servicio que satisface a todas aquellas personas que a
pesar de que les gusta consumir los filmes en las salas, consideran que los
precios y el tipo de películas que ponen en los multisalas más comerciales no
merecen la inversión.
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