Introducción
De acuerdo con el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia (2018), los celos, la desconfianza y la infidelidad son el segundo desencadenante de la violencia de pareja. En 2018 se denunciaron 16,419 casos de este tipo de violencia, lo que equivale a 35.76 % del total de las denuncias. A pesar de estas cifras, en la legislación colombiana hay un vacío respecto a los crímenes relacionados con los celos de pareja (Esquivia y Gómez, 2019). Uno de los pocos mecanismos legales existentes es la sentencia 967 del 2014, que permite solicitar el divorcio por actitudes de celos en la pareja, ya que podrían traer consecuencias como el maltrato psicológico y verbal. Por su parte, el problema de la violencia física y psicológica en Colombia, encuentra su marco jurídico en las leyes 1257 y 294. Estas buscan proteger principalmente la integridad de las mujeres, pues son ellas el mayor número de víctimas de violencia de pareja.
Conceptualmente, los celos están relacionados con la rivalidad interpersonal. La cual se entiende como una competencia entre dos o más individuos por el mismo objetivo (Harmon-Jones y Harmon-Jones, 2018). Para el caso de los celos de pareja, se trata de la rivalidad establecida por el mantenimiento de una relación romántica que se ve amenazada por la presencia de un tercero (Clanton, 2016). Además, los celos es un fenómeno afectivo complejo que puede ser influenciado por muchos factores individuales, interpersonales, grupales y sociales (Martínez-León, Peña, Salazar, García y Sierra, 2017).
Los celos producen comportamientos que van desde el asedio paranoico hasta la agresión física. Desde una perspectiva evolucionista, esta emoción se considera adaptativa, en el sentido de que busca la protección de las relaciones consideradas valiosas (Young y Li, 2018). Sin embargo, esta perspectiva encuentra un contrapunto en las teorías feministas que entienden que los celos es uno de los mitos del amor romántico (Pascual, 2016). Este mito consiste en creer que el amor puede soportar cualquier problema vivido por la pareja. Lo que conlleva a las personas a mantener relaciones violentas durante mucho tiempo. De esta manera, los celos, el control y la posesión suelen justificarse como expresiones del vínculo amoroso (Ferrer y Bosh, 2013).
Estudios recientes han encontrado que la dependencia a las redes sociales digitales afecta negativamente el compromiso en las relaciones de pareja, pues hace que estas se vivan como vulnerables, a razón de los contactos permanentes que pueden establecerse con otras personas (Abbasi, 2019). Por otra parte, cuando los adolescentes sienten celos a causa del uso de social media, suelen reaccionar de diversas maneras: contactando a la persona que ven como una amenaza, buscando sus perfiles en plataformas online, monitoreando digitalmente a su pareja o leyendo sus correos electrónicos y sus mensajes en redes sociales (Van Ouytsel et al., 2019).
Otro estudio encontró que los sitios de redes sociales conducen a los celos entre las parejas, gracias a la comparación social, la huella digital y la incertidumbre relacional que estos promueven. Además, los social media posibilitan a la persona que siente celos buscar información sobre las exparejas de su pareja actual, con el propósito de menospreciarlos como una estrategia para encontrar sosiego (Frampton y Fox, 2018). El uso de redes sociales digitales también conduce a la emergencia de nuevas formas de infidelidad que producen celos, tales como el sexting, el hot chatting y el cibersexo (Demirtaş-Madran, 2018).
Específicamente, acerca de la relación entre el uso de Facebook y los celos de pareja, algunas investigaciones reportan que esta emoción, el uso de dicha red social y la violencia de pareja están estrechamente relacionadas. Lo anterior sugiere que el comportamiento online tiene significativas implicaciones en los conflictos y agresiones offline (Daspe, Vaillancourt-Morel, Lussier, y Sabourin, 2018). Lo anterior concuerda con lo encontrado por Linne y Angilletta (2016), quienes exponen que la violencia entre adolescentes relacionada con el uso de Facebook debe comprenderse en función de las continuidades online-offline, y no como dos realidades separadas e incomunicadas.
Demirtaş-Madran (2018) sugiere que las agresiones entre parejas son predictoras de celos asociados al uso de Facebook. Asimismo, los celos presenciales y la baja autoestima están vinculados al sentimiento de celos en dicha red social. En Colombia y en España, particularmente, las estrategias de afrontamiento a los conflictos de pareja también están asociados con los celos de Facebook, sobre todo cuando se trata de estrategias poco constructivas (Moyano, Sánchez-Fuentes, Chiriboga y Flórez-Donado, 2018). Lo anterior no quiere decir que usar regularmente Facebook está sustancialmente asociado a los celos; sin embargo, observar las interacciones de la pareja con otras personas en dicha red social, sí está relacionado con dicha emoción (Carpenter, 2016).
La incorporación de las tecnologías digitales a la vida cotidiana invita a las ciencias sociales a pensar críticamente cómo estas han transformado nuestras formas de vincularnos. Particularmente, cómo han cambiado las relaciones románticas, que son tan relevantes para los sujetos occidentales modernos (Illouz, 2007), y que se han visto alteradas por la conectividad, la observación, la inmediatez y el registro que caracterizan a la Web 2.0. Así, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) posibilitan la recolección de indicios sobre los comportamientos de la otra persona, como si se trataran de pruebas (Marentes, Palumbo y Boy, 2016).
En el contexto presentado anteriormente, el objetivo de esta investigación fue comprender las emociones relacionadas con los celos de pareja, producidos por el uso que los jóvenes hacen de la red social Facebook.
Método
Esta investigación contó con un diseño cualitativo y empleó el método fenomenológico-hermenéutico. El muestreo fue de tipo teórico (Martínez-Salgado, 2012). La muestra estuvo conformada por 90 jóvenes entre los 18 y 30 años de edad, habitantes de Medellín, Colombia, con estudios universitarios en curso o terminados y que tuvieran a su pareja entre sus contactos de Facebook.
El instrumento utilizado para generar los datos fue la entrevista no estructurada. El protocolo de entrevista abordó dos temas: experiencia de la relación de pareja, experiencia de celos y uso de Facebook relacionado con los celos. Las entrevistas se realizaron en tres momentos, cada uno con una duración entre 50 y 60 minutos. En cada encuentro se abordó uno de los temas del protocolo. Las entrevistas se llevaron a cabo a través de aplicaciones de mensajería instantánea, siguiendo las orientaciones propuestas por Krauffer y Evangelista (2008).
La convocatoria de los participantes se hizo a través de un post en las redes sociales de los investigadores. A los jóvenes interesados se les explicaron los objetivos, los propósitos y la metodología de la investigación. Luego, a través de una entrevista preliminar, se aplicaron los criterios de selección muestral, y, quienes cumplían con dichos criterios, firmaron el consentimiento informado. Este documento tuvo el propósito de mantener el cuidado de la información personal e integridad de los participantes, y fue aprobado por el Comité de Bioética de la Universidad de San Buenaventura Medellín, junto con el proyecto de investigación.
A los participantes se les asignó un código alfanumérico para identificarlos. Las entrevistas se copiaron del chat y se pegaron en un archivo rtf. Luego, los chats fueron eliminados y se les indicó a los participantes que también lo hicieran en sus cuentas personales. En las entrevistas transcritas se suprimieron todos los datos que posibilitaran le eventual identificación de las personas mencionadas durante las mismas. Además, se cambiaron los nombres y datos de identificación de los participantes. El análisis de datos se llevó a cabo a través de un procedimiento rigurosamente inductivo. Primero, se realizó un proceso de codificación descriptiva. Luego, los códigos se agruparon en categorías descriptivas, que posteriormente conformaron las categorías axiales. El software utilizado para el análisis fue el Atlas TI 7.0.
Resultados
Este apartado presenta los resultados del estudio, que, a su vez, están organizados en dos sub-apartados: 1) emociones relacionas con los celos de pareja, y 2) celos de pareja y usos de Facebook. Para ilustrar los resultados, se presentan algunos segmentos de las entrevistas que mejor ejemplifican las tendencias de los datos encontradas durante el análisis.
Emociones relacionadas con los celos de pareja
De acuerdo con los participantes, el miedo es una de las emociones que están directamente relacionadas con los celos. Específicamente, cuando se trata del temor a perder una relación que consideran valiosa a causa de la presencia de un rival (real o imaginado). Así, el miedo opera como respuesta ante la posibilidad de abandono por parte de la pareja, y los celos aparecen como reguladores, tanto en su dimensión afectiva como en su dimensión comportamental. De esta manera, los celos se entienden como una forma de tramitar el temor que produce la idea de abandono.
Los celos se diferencian de la envidia: la primera se refiere al temor a la pérdida de algo que se tiene; la segunda se trata de un deseo de que el otro pierda aquello que posee. Cuando los participantes explican los motivos que podría tener quien ocupa el rol de rival en su relación romántica, se valen de la envidia que este podría sentir, como uno de sus argumentos. En otras palabras, quien siente celos considera que su rival es una persona envidiosa. Así, las dos emociones, los celos y la envida, se relacionan en la experiencia de los jóvenes entrevistados.
[Refiriéndose a los motivos del rival] Para mí es como la envidia, o como el deseo de tener o hacer lo que el otro tiene o hace (Martín, 25 años).
Los celos son una emoción destructiva y degradante para quien los siente; está asociada a la ira, la irritabilidad y el estrés. Los participantes reconocen que los celos pueden ser destructivos, ya que generar conflictos en la pareja, así como insatisfacción en la experiencia de la relación. En particular, la ira es una respuesta a la exclusión percibida por los jóvenes cuando sientes celos. De acuerdo con su experiencia, es una manera de tratar con la exclusividad que suponen las relaciones monógamas. Así entonces, la ira provocada por los celos está relacionada con la frustración de haber perdido intimidad y confianza en la pareja.
Los celos son destructivos. Los niveles de ira y miedo frente a perder algo son exacerbados. Sentir estas emociones en el cuerpo dejan una huella negativa. Se pueden dar por culpa de la ira. Se siente rabia al ver qué el otro puede pasar bueno sin uno (Camila, 27 años).
La ira motiva los comportamientos agresivos hacia la pareja y el rival. Se trata de una emoción que busca ser tramitada por vía de diversas formas de agresión, por ejemplo, los insultos, el control, la amenaza e, incluso, la violencia física. Según los participantes, es una reacción incontrolable. De esta manera, los comportamientos agresivos encuentran su explicación en una emoción anclada al amor romántico, que, como bien se sabe, es uno de los tipos de relación más valorados en el occidente moderno (Illouz, 2007).
Los celos también afectan la confianza, al menos, en dos dimensiones. Por una parte, perturban la confianza en sí mismo y, por otra parte, trastornan la confianza en la relación. En cuanto al primer aspecto, los participantes reportan que la pérdida de autoconfianza se expresa en baja autoestima y baja autoimagen. En lo que respecta al segundo aspecto, los acuerdos establecidos en la relación se ven erosionados por la falta de confianza que producen los celos, sobre todo en lo que atañe a la idea del amor.
La falta de autoconfianza da puntos de quiebre a las dudas que se desencadenan en miedo y, por ende, en celos. La otra parte, se refiere a la desconfianza de la fiabilidad del amor (Santiago, 23 años).
Los participantes expresan que las emociones relacionadas con los celos afectan negativamente su bienestar físico y psicológico. Tanto para quien los siente, como para quien es objeto de celos. La afectación del bienestar se expresa en problemas de sueño, estados de ansiedad, comportamientos agresivos, entre otros. De esta manera, los jóvenes consideran que sentir celos es una emoción devastadora para ambos miembros de la pareja.
En mi caso, no creo poder dormir tranquilo o comer tranquilo, cuando tengo en mente esa situación que me generó celos (Felipe, 27 años).
En cuanto a la inseguridad, este estudio encontró que, al igual que en la falta de confianza, se presenta con una doble condición. Por una parte, la inseguridad de quien siente celos se refiere al deterioro del autoconcepto relacionado con las dimensiones cognitivas, actitudinales y morales, que aparece como efecto de la comparación que el sujeto realiza respecto al rival. Por otro lado, la inseguridad relacionada con el vínculo amoroso produce ansiedad. La diferencia entre la inseguridad y la falta de confianza es que la primera se refiere a una emoción presente y situacional, mientras que la segunda se refiere a una emoción relacionada con el futuro de la relación.
Cuando he sentido celos, he sentido que la otra persona merece más que yo, es más apta, más inteligente, más bonita, más sexy, más buena, mejor ser humano, más divertida o que toma más cerveza que yo, en fin... lo que sea, pero más que yo (Ignacio, 25 años).
La tristeza también está relacionada con los celos de pareja. Los jóvenes entienden que esta emoción es una respuesta ante la situación de amenaza de perder una relación en la que encuentran valor. En este caso, esta emoción no se expresa en comportamientos disruptivos o contra el otro, sino como un retraimiento de la relación, y de otros espacios de desarrollo personal, tales como los escenarios académicos, laborales o de ocio. Junto con la tristeza está la desilusión. Máxime cuando los celos están vinculados con un hecho de infidelidad por parte de la pareja. Los jóvenes expresan que los celos suelen agotarse con el paso del tiempo y, especialmente, cuando las sospechas de infidelidad son confirmadas.
Me sentía muy triste; anímicamente, me afectaba un montón. La última ya no sentí celos, sentí algo extraño, como desilusión (Lorena, 20 años).
Otra emoción reconocida por los participantes de la investigación es la afectación emocional que los comportamientos de celos tienen sobre la pareja. Para el caso concreto, se trata del enojo que puede generar el control sobre el otro. Los jóvenes reportan que, en muchas ocasiones, a pesar de sentir celos, miedo, inseguridad, desconfianza e ira, evitan expresarle a su pareja cómo se sienten, basados en la idea de que eso podrían molestarle. Esta decisión hace que los celos se entiendan como un tema tabú en las relaciones amorosas. En otras palabras, dichas emociones se manifiestan en comportamientos como el enojo, el reclamo o la agresión, pero los jóvenes no suelen dialogar en pareja sobre las emociones que está en la base de sus comportamientos.
Celos de pareja y usos de Facebook
De acuerdo con los participantes, el uso de Facebook es causante de los sentimientos de inseguridad asociados a los celos, tanto en su componente emocional como en su componente comportamental. Además, los social media son entendidos como contextos en los que los celos pueden expresarse como acciones concretas, tales como la monitorización, el control y la vigilancia de la pareja. Estos comportamientos están relacionados con características de la Web 2.0, especialmente el registro fotográfico de la vida cotidiana, que es utilizado por los participantes como evidencias confirmadoras de las sospechas de infidelidad por parte de parte de su pareja.
Sí, eso aumenta las inseguridades porque se pueden ver las evidencias de lo que el otro hace (Lina, 25 años).
Además del registro fotográfico, el uso de Facebook está vinculado con los celos, a partir de una interpretación relacionada con el engaño, de acciones digitales como los Likes, los comentarios, el tiempo de conexión y el número de contactos. En una plataforma que está diseñada para que sus usuarios vean permanentemente lo que otros hacen, sumado al hecho de que ofrece múltiples canales de contacto (muro, comentarios, reactions, me gusta, chat), los celos encuentran enormes posibilidades en las relaciones que han naturalizado el control entre sus miembros.
Bueno, una vez una muchacha que a mi ex le gustaba mucho subió una foto en vestido de baño, estaba en San Andrés y él puso que le gustaba y yo me enojé mucho (Sandra, 26 años).
Facebook incentiva las fantasías de que la pareja comparte experiencias y espacios online con otras personas, en las cuales no está incluido quien siente celos. En este contexto, los jóvenes utilizan las mismas plataformas digitales que producen tal emoción, como herramienta para confirmar sus sospechas de infidelidad. El monitoreo de los comportamientos de la pareja ya no se lleva a cabo a través del seguimiento físico, sino que se realiza por vía del seguimiento digital. En ocasiones, tiene como antecedente acuerdos establecidos en la relación, por ejemplo, compartir sus contraseñas de social media como expresión de confianza y, en otros casos, se hace por medio de la irrupción en la privacidad digital del otro, ingresando sin su consentimiento a sus cuentas de redes sociales.
Yo me empeliculo [fantaseo] por todo. Entonces, la experiencia significativa es que yo siempre lo celo con una vieja [mujer] que una vez le pillé en Facebook (Patricia, 19 años).
Otra manera de tratar con los celos asociados al uso de Facebook es pidiéndole a la pareja que publique fotos en su perfil en las que se les vea juntos. Esta solicitud se hace con el propósito de que los demás contactos perciban que la persona está comprometida en una relación, y de esta manera, impedir que otros no se acerquen con fines románticos o sexuales. Cuando dicha solicitud, bastante común entre los jóvenes, no es cumplida por alguno de los miembros, suele convertirse en motivo de discusiones y peleas, pues es interpretada como una evidencia de que se oculta la relación ante el público de las redes sociales.
Yo le pedía que montara fotos mías en su muro. Él tiene novia y no hay razones para ocultar nuestra relación (Maritza, 28 años).
Entre los aspectos que más inseguridad emocional genera el uso de Facebook está el hecho de que la pareja pueda comunicarse con un gran número de personas, sin que importe el momento ni la distancia física. Sumado a la posibilidad de que, en el marco de tales interacciones digitales, pueda gestarse un vínculo que involucre sentimientos románticos o intenciones sexuales hacia alguien más. Otro aspecto que los jóvenes identifican como fuente de inseguridad es la invitación permanente que hacen los social media a publicar fotografías en situaciones cotidianas que, en muchas ocasiones, podrían ser eróticamente sugerentes para otros. Lo que los lleva a controlar, no solo los comportamientos que la pareja tiene en escenarios presenciales, sino, además, la forma como debería construir su imagen digital. Finalmente, un aspecto más relacionado con el sentimiento de inseguridad es la cantidad de Likes que su pareja dé a los contenidos publicados por otra persona. Sobre todo, cuando se trata de “me gusta” a varias fotos de perfil de alguien más.
Discusión y conclusiones
Los celos de pareja relacionados con el uso de Facebook son vividos por los jóvenes como un conjunto de emociones y no como una experiencia afectiva discreta, con fronteras definidas e impermeables. Así, los celos se experimentan como miedo, ira, falta de confianza, inseguridad, tristeza y desilusión. Lo anterior concuerda con lo presentado por Harris y Darby (2010), quienes indican que durante la experiencia de celos son experimentadas varias emociones, que a su vez motivan diversos tipos de comportamientos: ira-agresividad, tristeza-llanto, miedo-huida, entre otras.
Ahora bien, el uso de TIC ha cambiado la forma en que los fenómenos sociales que, hasta hace pocas décadas, ocurrían exclusivamente en escenarios presenciales. Esto no significa que sean réplicas digitales de lo que ocurre en las interacciones presenciales, sino que son fenómenos diferenciados, con otros matices y características, que ocurren en escenarios offline y online. Tal es el caso de bullying y cyberbullying (Marín-Cortés, Hoyos y Sierra, 2019), la búsqueda de pareja en los bailes y la búsqueda de pareja en las aplicaciones de citas (Bonavitta, 2015) y las manifestaciones de celos cara a cara y su expresión en social media (Daspe et al., 2018). Si bien en sus generalidades las situaciones son semejantes (violencia, cortejo y emociones), el hecho de que se presenten en el marco de la web social, ya les otorga particularidades. Específicamente, si hablamos de cualidades como el registro, la conectividad y la portabilidad.
En las relaciones de pareja caracterizadas por un fuerte componente de control entre sus miembros, las redes sociales se convierten en escenarios generadores de celos, a razón de su propuesta de visibilidad e interacción permanente entre contactos. Aunque la explicación sobre la emergencia de los celos de pareja no se agota en las cualidades de los social media, sí reafirman una idea del amor en el que el otro es un sujeto supuestamente transparente del que podemos conocer su intimidad, sin trasgredir ningún límite visible. Máxime cuando él mismo ha publicado sus interacciones y vida cotidiana en las redes sociales. Un marco sociocultural plausible para explicar esto es desarrollado por Han (2014), quien señala que el poder contemporáneo es silencioso, inteligente y se ajusta a los deseos del sujeto, pues en vez de restringir sus opiniones, lo estimula para que esté comunicando permanentemente.
En cuanto a emociones específicas experimentadas con los celos, este estudio encontró que la ira está vinculada a la agresividad en las relaciones de la pareja. Mientras que el miedo y la tristeza están relacionadas con el retraimiento de espacios relevantes para el desarrollo personal, tales como el académico y el laboral. Todas estas emociones amenazan la intimidad y la confianza en la pareja, y desde el punto de vista de los jóvenes, el uso de Facebook incrementa la posibilidad de experimentar tales efectos. Tal y como lo expresan Alvídrez y Rojas-Solís (2017), la información publicada en Facebook puede amenazar el compromiso percibido por los miembros de la pareja. A partir de lo anterior, cabe decir que las emociones no son experiencias internas, sino energía que moviliza la acción (Chóliz, 2005). Razón por la cual, su comprensión no escapa de la interpretación del comportamiento, y este a su vez, debe explicarse en función del contexto social que lo enmarca y le da sentido. Para el caso específico de esta investigación: las emociones que configuran la experiencia de celos de pareja relacionada con el uso de Facebook están vinculadas a las acciones propias de los entornos digitales: el registro, la conectividad, el cyberstalking, el sexting, la portabilidad, la visibilidad ante una audiencia, etcétera.
En la experiencia de los jóvenes que sienten celos relacionados con el uso de Facebook se evidencian tres aspectos vinculados al control del comportamiento del otro: en primer lugar, se intenta determinar la imagen digital de la pareja, indicándole qué tipo de fotografías y posts publicar en su perfil. En segundo lugar, se monitorizan las interacciones digitales que la pareja tiene con otras personas, diciéndole a quién aceptar y a quién no como parte de sus contactos. En tercer lugar, se irrumpe en la privacidad de las cuentas de social media de la pareja, ingresando sin su consentimiento, para leer las comunicaciones y ciberasediar al rival. Acerca de este último aspecto, Dhillon y Smith (2019) sostienen que el cibeasedio es un problema social, institucional y cultural que representa un reto en la era de Internet.
Por otra parte, el presente estudio se distancia de lo encontrado por Frampton y Fox (2018), quienes afirman que las redes sociales digitales se emplean para buscar información sobre los rivales, con el propósito menospreciarles. En lugar de esto, lo que los hallazgos de esta investigación confirman es que el proceso de comparación social que opera en la persona que siente celos, produce un deterioro de la autoimagen y la autoestima. Esta desacreditación personal se centra en múltiples dimensiones, tales como el aspecto físico, la capacidad intelectual o el éxito. Lo cual puede deberse a que Facebook promueve la creación y mantenimiento de una imagen positiva que cuente con aceptación social (Pérez, Guisti y Soto, 2018). En última instancia, suelen ser los contenidos a los que se tiene acceso, cuando se busca información en los perfiles de redes sociales de la persona que cree que amenaza su relación.
Aunque no es posible decir que las redes sociales generan per se emociones como los celos, sí se puede afirmar que promueven uno de los procesos psicosociales que están en su base: la comparación interpersonal. De acuerdo con Ben-Ze’ev (2010), los celos se incrementan cuando los logros del rival son comparables, e incluso relevantes, para la propia imagen. Ahora bien, en una cultura digital que promueve la publicación de metas alcanzadas, los viajes realizados, las fiestas en las que se participa y los objetos adquiridos, los procesos de comparación interpersonal vinculados a los celos se incrementan.
Esta investigación concuerda con lo encontrado por Abbasi (2019), específicamente en sus hallazgos sobre la vulnerabilidad y su vínculo con el uso de redes sociales digitales. Las relaciones caracterizadas por el control de los comportamientos de la pareja, encuentran en las interacciones presenciales la posibilidad para que dicho control tenga efectos evidentes, mientras que el uso de redes sociales digitales permite que las posibilidades de interacción con otras personas se presenten en cualquier momento y lugar, lo que produce una sensación de falta de control sobre el otro, sumado a sentimientos de inseguridad y desconfianza. Los celos y el control expresados en el uso de Facebook son manifestaciones del poder patriarcal, que está tan enraizado en los orígenes del amor romántico occidental moderno (Flores, 2019).
Los principales aportes que esta investigación hace al campo de estudio sobre usos de medios online se centran en el análisis de las emociones en función de las interacciones digitales con población latinoamericana. Si bien las interacciones en Facebook son bastante universales, pues la plataforma ofrece las mismas opciones para todos los usuarios en el mundo: Likes, reactions, emoticons, comentarios, etc., los contenidos varían según los contextos socioculturales que enmarcan a los sujetos que llevan a cabo dichas acciones. Motivo por el que el estudio del uso de una plataforma mundialmente utilizada debe anclarse a los sentidos, significados y prácticas específicas de los usuarios en relación con su cultura y su época.
Países como Brasil, México, Colombia, Argentina y Perú están entre los primeros veinte lugares en el mundo respecto al número de usuarios activos en Facebook (We Are Social & Hootsuite, 2019). No obstante, en América Latina hay pocos estudios publicados sobre las relaciones entre dicha red social y las emociones. Razón por la cual esta investigación constituye un aporte significativo para la región. Las conclusiones de este estudio podrán servir como soporte para que otros investigadores continúen ampliando los conocimientos sobre los vínculos que establecen los sujetos contemporáneos, mediados por tecnologías digitales.
Entre las limitaciones de esta investigación cabe destacar que no realiza una interpretación exhaustiva de los datos desde una perspectiva de género, la cual ha hecho importantes aportes para comprender la manera como el patriarcado incide en las relaciones, particularmente en emociones como los celos y el amor romántico. Otra limitación que es importante mencionar es que, si bien la muestra de este estudio es amplia para la generalidad de las investigaciones cualitativas, llevar a cabo una investigación con diseño empírico-analítico, en la que se incluya una muestra estadísticamente representativa, puede ayudar a producir explicaciones más generales sobre las relaciones entre los celos de pareja y el uso de Facebook.