REPRESENTACIONES MEDIÁTICAS DE MAHOMA:
NUEVOS RETOS PARA EL ESTUDIO DE LA COMUNICACIÓN
INTERNACIONAL
Antoni Castells i Talens
Universidad
Veracruzana
Resumen
Los
cambios en la política internacional desde el final de la Guerra Fría han
obligado al estudio de comunicación internacional a una auto revisión
permanente. Los actores internacionales se han vuelto difusos y el más reciente
terror político resulta difícil de entender desde América Latina, por su
impacto mediático sin precedentes pero también por sus atentados contra
objetivos culturales (publicaciones satíricas, periodistas, museos,
universidades, conciertos). La docencia de comunicación afronta ahora nuevos
retos. Por un lado debe actualizarse y encontrar maneras innovadoras de
explicar temas de la Guerra Fría que siguen vigentes pero que se han
transformado y por el otro debe explicar un panorama con nuevos actores, nuevos
usos de las tecnologías y nuevos problemas comunicacionales. Este artículo
propone abordar la docencia de la comunicación internacional estudiando las
consecuencias dramáticas de las representaciones de Mahoma en el periódico
danés Jyllands-Posten, en el video de YouTube Innocence of Muslims y en el semanario
satírico francés Charlie Hebdo. Para ello, sugiere centrarse en cuatro temas
cruciales para la disciplina: el modelo de responsabilidad social de los
medios, el flujo de la información y la comunicación; la censura e
intervenciones gubernamentales, y la influencia política y comunicacional de
las nuevas tecnologías.
Abstract
Since the end of the Cold
War, the changes in international politics have forced the field of
international communication to revise itself on a permanent basis.
International actors have become diffused. Observed from Latin America, the
most recent events of political terror are hard to understand because of their
impact in the media, but also because of their attacks on cultural targets
(satirical publications, journalists, museums, universities, concerts). The
teaching of communication now faces new challenges. On the one hand, it must
keep up to date and find innovative ways to present topics that, although they
remain current since the Cold War, have witnessed significant transformations.
On the other hand, it must explain a context with new actors, new uses of
communication technology, and new communication problems. This article proposes
to approach the teaching of international communication by studying the
dramatic consequences of the depictions of Muhammad in the Danish newspaper
Jyllands-Posten, in the YouTube video Innocence of
Muslims, and in the French satirical weekly magazine Charlie Hebdo. In
particular, the article suggests to use this case to teach four key topics for
international communication: the model of social responsibility in the press; the
international flow of information and communication; censorship and
governmental control of the media, and the political and communicational
influence of new technologies.
PALABRAS CLAVE: comunicación internacional,
representaciones de Mahoma, violencia, medios, flujo de la información, NOMIC
KEYWORDS: international
communication, depictions of Muhammad, violence, media, information flow, NWICO
El año 2015 fue especialmente violento para la
cultura y la comunicación. En enero, un ataque a la redacción del semanario
satírico Charlie Hebdo en París dejó
a 12 muertos, incluyendo a tres de los caricaturistas más reconocidos de
Francia. En febrero, militantes del Estado Islámico irrumpieron en el museo de
Mosul, en Irak, y destruyeron a mazazos estatuas y representaciones artísticas
milenarias. En marzo, un grupo armado mató a 24 visitantes del Museo Nacional
del Bardo, el principal museo de Túnez y uno de los más completos de África. En
abril, militantes de Al Shabaab entraron en una universidad pública de Kenya, y
mataron a 150 personas, la mayoría estudiantes. Al acabar el año, tres hombres
armados entraron en histórica sala de espectáculos francesa Bataclan y acabaron
con la vida de 90 personas.
El estudio de la comunicación
internacional, que desde el final de la Guerra Fría ha sido forzado a la autorevisión
permanente, encara ahora el reto de entender y explicar actos que, presenciados
desde América Latina, resultan incomprensibles. Este ensayo propone abordar la
docencia de una disciplina compleja y escurridiza partiendo de la intersección
entre cultura, comunicación y violencia. Más que un método de docencia, plantea
la incorporación de nuevas ideas en un curso universitario y sugiere maneras
innovadoras de interrelacionar la actualidad mundial con temas clásicos de la
comunicación internacional. En específico, propone centrar la atención en las representaciones
visuales de Mahoma y sus consecuencias directas entre 2005 y 2015 como ejemplo paradigmático
de la relevancia de la comunicación en los conflictos globales del siglo XXI.
Para ello, parto de mi experiencia
docente en comunicación internacional en los últimos 20 años, tanto en Estados
Unidos como en México. En una primera parte, expongo algunos de los aspectos contextuales
más relevantes del conflicto desde una perspectiva de la comunicación
(representaciones mediáticas de Mahoma, manifestaciones masivas de protesta,
intervenciones gubernamentales en temas de medios y libertad de expresión, acciones
y reacciones en torno a empresas de nuevas tecnologías). En una segunda parte,
relaciono estos aspectos con temas clásicos de la comunicación internacional,
que a la vez ayudan a darle sentido a lo que sucede y contribuyen a actualizar
y matizar debates de la Guerra Fría que habían quedado obsoletos.
Debo de haber impartido este curso
una docena de veces a nivel de licenciatura, maestría y doctorado y no he
diseñado dos programas de estudios que se parezcan. Las transformaciones
revolucionarias en la tecnología y la política internacional de las pasadas dos
décadas han obligado a la revaloración constante. Aún no he descubierto una
fórmula que permita abarcar todos los temas indispensables: cuando añado uno
que me parece crucial, desaparece otro que también lo era. Necesitaría más de
quince semanas para ofrecer el programa ideal, pero son pocas las licenciaturas
y los posgrados de comunicación en el mundo que permitirían más de un semestre
dedicado a la comunicación internacional.
Algunos temas han figurado en todos
mis programas desde el inicio: una mirada histórica a la comunicación durante
la Guerra Fría, el flujo de la información (incluyendo el debate del NOMIC en
la Unesco, del cual hablaré más tarde), el imperialismo cultural, los sistemas
de prensa en el mundo, los barones mediáticos y la economía política de las
empresas de comunicación, las implicaciones culturales de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación o los medios ciudadanos y
alternativos. Pero después, hay temas que me parecen también relevantes y que aparecen
y desaparecen de mis cursos semestre tras semestre y que incluyen los
siguientes: medios y terror político, estado y vigilancia, propaganda
internacional, comunicación y violencia, medios para la paz, medios indígenas,
censura y dominación, cine e ideología, comunicación para el desarrollo,
periodismo de guerra, la comunicación en movimientos revolucionarios e
insurgentes, las corporaciones de relaciones públicas en la política
internacional, la música como resistencia o el nacionalismo como discurso.
No he logrado resolver la tensión de
balancear estos temas y no presento el caso de las representaciones de Mahoma
como la solución. Sin embargo, su estudio permite abordar varios de ellos de
una manera actual e incita a la reflexión y a la discusión entre estudiantes.
Representaciones visuales de Mahoma
Las representaciones visuales de
Mahoma, consideradas blasfemia según algunas interpretaciones del Islam, han
sido usadas tanto para la provocación malévola (como en el caso del video Innocence of Muslims) como para la
defensa radical y polémica de la libertad de expresión, en su sentido más
libertario (como en las caricaturas danesas[1]
y francesas).
El atentado de Charlie Hebdo de enero de 2015 desenterró debates sobre la libertad
de expresión y la responsabilidad social de la prensa e hizo obvias las
consecuencias inmediatas de los flujos internacionales de la información y la
comunicación. A continuación esbozo una serie de hechos del conflicto que son
de utilidad para que los estudiantes contextualicen la magnitud del fenómeno, y
después apunto cómo ligarlos a temas de la comunicación internacional.
En 2005, el periódico conservador danés
Jyllands-Posten publicó a página
entera una serie de caricaturas de Mahoma, incluyendo al profeta con cuernos,
con un sable entre manos o con una bomba en el turbante. Las organizaciones
musulmanas de Dinamarca protestaron ante el gobierno y demandaron al periódico,
pero las autoridades no encontraron ningún delito y alegaron que las leyes
danesas protegían la libertad de expresión. El incidente no despertó gran
atención de los medios internacionales, hasta que meses después, un grupo de
líderes musulmanes de Dinamarca viajó a varios países de tradición islámica para
presentar el caso y pedir apoyo contra la blasfemia.
La noticia circuló entonces con
rapidez y las protestas llegaron a las calles, en donde se quemaron embajadas
de Dinamarca y de Estados Unidos. En Pakistán, los manifestantes incendiaron
cadenas de comida y otros negocios occidentales y los enfrentamientos con la
policía resultaron en muertos y heridos. En Nigeria, los choques entre
cristianos y musulmanes a raíz de las caricaturas provocaron un centenar de
muertes (Polgreen, 2006). Se calcula que al final del conflicto, los muertos
ascendieron a 200 en todo el mundo (Cohen, 2009). En algunos países incluso se
prohibió la venta de Lego, empresa danesa, y de galletas danesas de
mantequilla, que de hecho estaban hechas en Inglaterra (Cass, 2006). Dos años
más tarde, uno de los cartonistas daneses, Kurt Westergaard, tuvo que
refugiarse en casas de seguridad y fue objeto de intentos de atentados
(Kimmelman, 2008).
En 2009, Yale University Press
publicó un libro de la investigadora Jytte Klausen sobre la polémica de los
cartones pero eliminó todas las ilustraciones sobre Mahoma, una acción que fue
criticada como "cobardía académica" (Cohen, 2009).
Combinando el estricto criterio periodístico
con la solidaridad hacia el periódico danés, varios periódicos en todo el mundo
reprodujeron las caricaturas del Jyllads-Posten,
pero él que lo hizo de manera más irreverente fue el semanario satírico francés
Charlie Hebdo, que publicó a primera
plana el titular "Mahoma desbordado por los integristas", acompañado
de una caricatura de Mahoma tapándose los ojos y diciendo: "C'est dur
d'être aimé par des cons..." ("Es difícil ser amado por pendejos...").
A diferencia del danés Jyllands-Posten, Charlie Hebdo no se caracterizaba por sus vínculos con la derecha
anti-islámica ni por una línea editorial contraria a la migración. Por el
contrario, su editor, Charb, y toda la redacción reivindicaban una militancia antiracista
y antifascista y presumían de unos orígenes que ridiculizaban al poder desde
los 1970s: "Charlie Hebdo es hijo del mayo del 68, de la libertad, de la
insolencia" (Charb y Nicolino, 2013). Sus trabajadores se repartían entre
simpatizantes de la izquierda, la extrema izquierda, el anarquismo y el ecologismo
(Charb y Nicolino, 2013). Su burla hacia el islamismo integrista había ido
precedida de caricaturas que hacían mofa del integrismo católico.
En noviembre de 2011, Charlie Hebdo presentó en línea la
portada de un número especial que se llamaría Charia Hebdo[2],
de nuevo con Mahoma de protagonista diciendo: "100 latigazos si no se
mueren de la risa". En Facebook surgieron amenazas de muerte y justo antes
del lanzamiento de la revista en los quioscos, dos personas arrojaron un cóctel
molotov a la redacción del semanario, quemándola por completo. Esa misma noche,
la página web de Charlie Hebdo fue
hackeada y remplazada por una foto de La Meca y un mensaje en inglés que decía
"No God but Allah" ("Ningún Dios que no sea Allah")
(Bordenave y Temisien, 2011). El
atentado despertó la solidaridad de la sociedad francesa, incluyendo al primer
ministro François Fillon, el entonces líder socialista François Hollande, el
equipo de campaña del partido ultraderechista Front National y el presidente
del consejo francés del culto musulmán ("Condamnation unanime..."
2011).
Menos de un año después, en YouTube
apareció un corto de 13 minutos que se suponía que era el tráiler de una
película titulada Innocence of Muslims
("La inocencia de los musulmanes"). En él, Mahoma aparece como un
huérfano al que llaman "bastardo" o "Mahoma bastardo" en
repetidas ocasiones, que come huesos, que se transforma en un guerrero manchado
de sangre y que, empuñando una espada sangrienta, amenaza a los infieles. En el
video, con actuaciones y edición de aficionado, se distingue claramente que las
referencias a Mahoma y al Islam no son pronunciadas por los actores sino que fueron
dobladas y sobreimpuestas durante la posproducción. Incluso a media frase, la
voz que hace referencia a Mahoma cambia y no coincide con la de los actores.
Después de unos días de confusión y
pistas falsas difundidas por el mismo director, se descubrió que el video era
obra de Nakoula Basseley Nakoula, un egipcio cristiano copto residente en
Estados Unidos y con antecedentes por fraude bancario. Nakoula mandó el video,
de nulo interés artístico, a la prensa de países árabes de manera anónima para
su difusión. En pocos días, el mundo musulmán se inflamó en protesta.
A partir del 11 de septiembre de
2012, en menos de una semana se sucedieron una serie de eventos que podrían
proporcionar, por si solos, suficiente material para dar un curso completo de
un semestre sobre comunicación internacional. Manifestantes musulmanes
intentaron un asalto a la embajada de Estados Unidos en El Cairo. Otro asalto a
un consulado estadounidense en Libia acabó con cuatro muertos, incluyendo el
embajador. Estados Unidos reaccionó mandando dos destructores a las costas de
Libia. Una manifestación en El Cairo se saldó con 200 heridos. En Yemen, los
manifestantes también atacaron la embajada de Estados Unidos en unos disturbios
que dejaron cuatro muertos. Las protestas se reprodujeron en Irak, Irán,
Cisjordania, Sudán, el Líbano, Túnez, Nigeria, Bahrain, Jordania, Malasia, las
Islas Maldivas, Afganistán, Azerbaiján, Palestina, Indonesia... Cualquier país
con una población musulmana significante veía como las calles se llenaban en
protesta. En muchas de las manifestaciones se repetían ataques a embajadas
occidentales mientras los disturbios causaban docenas de muertos y heridos. El
15 de septiembre, aprovechando el estado de la opinión pública musulmana, un
grupo talibán atacó una base aérea estadounidense en Afganistán y mató a dos
marines. Estados Unidos retiró a diplomáticos de algunos países y llegó a
cerrar su embajada de Tailandia.
Las protestas llegaron a Europa:
Gran Bretaña, Grecia, Francia. En París, una manifestación de 250 musulmanes
fue rodeada por la policía y 150 manifestantes fueron detenidos e identificados.
Al día siguiente, en una acción sin precedentes, Francia prohibió las
manifestaciones contra el video argumentando que eran manifestaciones de
conflictos que no afectaban a Francia y que su único propósito era perturbar el
orden público, provocar violencia y sembrar el odio ("Film
anti-islam...", 2012).
Desde Washington, para intentar
serenar la situación y en otra acción inédita, la Casa Blanca presionó a
Google, propietaria de YouTube, para que revisara si el video violaba los
términos de uso y se podía eliminar. La policía californiana, mientras tanto,
detenía al productor del video, Nakoula, para interrogarlo.
El 17 de septiembre Google reaccionó
bloqueando el acceso al video en Egipto, India, Indonesia, Malasia y otros
países. Los gobiernos de Pakistán y Bangladesh, además, bloquearon totalmente
el acceso a YouTube. Al día siguiente, Arabia Saudita amenazó con bloquear YouTube
si Google no eliminaba el video.
Mientras, en Alemania, un grupo de
extrema derecha anunció su intención de proyectar el video en público. El
ministro de Asuntos Exteriores alemán condenó el plan. En Estados Unidos, Media for Christ, una asociación civil
religiosa que participó en el rodaje de la película, declaraba en público que
los actores fueron engañados.
Cuando el conflicto del video apenas
tenía una semana, el 19 de septiembre, en Francia, Charlie Hebdo publicó un nuevo dibujo de Mahoma con el profeta
desnudo, echado boca abajo, y un cineasta que filmaba desde atrás. El titular
leía "El film que incendia el mundo musulmán" y Mahoma decía:
"¿Y mis nalgas? ¿Te gustan mis nalgas?" El mismo día, la página web
de la revista recibió un ciberataque y Francia cerró sus embajadas, consulados,
escuelas y centros culturales en 20 países musulmanes. Esta vez, varias voces
de Francia se alzaron contra lo que vieron como una irresponsabilidad del
semanario satírico.
A las protestas contra el video y
Estados Unidos, que se seguían multiplicando por todo el mundo musulmán, se le
agregaron manifestaciones contra la portada de Charlie Hebdo y contra Francia en el Líbano y Pakistán, con 50
heridos.
La revista satírica alemana Titanic anunció entonces la publicación en
portada de un fotomontaje de Mahoma capturando a Bettina Wulff, la ex primera
dama. El gobierno alemán cerró embajadas en países musulmanes y las protestas
comenzaron a apuntar también a ese país. Mientras, en California, un juez negó
la petición de una actriz que aparecía en el cortometraje para que se eliminara
el video de YouTube. En Jordania, Google bloqueó el acceso al video. Y los
talibanes mandaban a la televisión un video de la supuesta preparación del
atentado en el que habían muerto dos marines unos días antes.
Irán bloqueó Google, YouTube y Gmail y anunció que
boicotearía los Óscars de 2013 en señal de protesta[3].
En la ONU, un grupo de países musulmanes buscaban restringir la difamación de
la religión y del profeta Mahoma y que los ataques de carácter religioso no
estuvieran protegidos por la libertad de expresión.
Un año y medio después, en febrero
de 2014, la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos ordenó eliminar el video
de YouTube, alegando una violación de derechos de autor de la actriz que había
demandado a Google. Google expresó su desacuerdo y anunció que lucharía para
volver a colgar el video, pero acató la orden judicial. En 2014, La inocencia de los musulmanes
desapareció de Internet.
En enero de 2015, dos hombres
vestidos de negro irrumpieron en la redacción de Charlie Hebdo y abrieron fuego con fusiles AK-47. Huyeron a pie y
después en coche, matando a 12 personas, entre los cuales figuraban los
dibujantes Charb (editor de la revista), Cabu, Honoré, Tigous y Wolinski. Una
semana después, Al Qaeda reivindicó en un video el atentado "como venganza
por el mensajero Allah" ("Al-Qaida dans la péninsule..." 2015).
Temas para la docencia y el debate
A partir de los dibujos satíricos y el
video de YouTube y sus consecuencias, se pueden exponer algunos de los grandes
temas de la comunicación internacional y debatir algunas de las principales polémicas
que afectan el día a día de las relaciones internacionales.
Un primer debate que tal vez parezca
inocuo visto desde América Latina, pero que merece ponerse a discusión, es la
conveniencia o no de mostrar las caricaturas y el cortometraje en clase. Las
caricaturas aparecen sin esfuerzo en Google y aunque el video es casi imposible
de encontrar, bajé una copia antes de que YouTube se viera obligado a
eliminarlo, copia que no tengo inconveniente en compartir siempre que sea con
fines académicos[4].
A diferencia de cuando fui profesor
en Estados Unidos, en México nunca he tenido a estudiantes musulmanes en clase.
El Islam como práctica, como concepto, e incluso como objeto de estudio, queda tan
lejos de la mayoría de universidades latinoamericanas que mostrar a Mahoma, de
momento, no presenta riesgos de seguridad ni de escándalo público, ni resulta
ofensivo para los estudiantes. Incluso la revista satírica mexicana El Chamuco llegó a publicar un discreto dibujo
del profeta sin provocar la más mínima reacción.
Sin embargo, antes de mostrar las
imágenes en clase, me parece buena idea recalcar mis dudas y mi incomodidad por
mostrar material ofensivo e inflamatorio para el Islam. Defiendo la libertad de
expresión desde un punto de vista libertario, posiblemente más cercano al de la
Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos que al más matizado
enfoque de responsabilidad social de la mayoría de países de Europa, y eso
incluye también la libertad de cátedra, pero también comprendo la posición opuesta
y, por eso, en clase me parece indispensable presentar las voces contrarias a
que se represente visualmente a Mahoma.
En el caso de las caricaturas
danesas, Peter Hervik (2012) advierte del racismo provocador y los motivos
políticos que las impulsaron y que van más allá del debate sobre la libertad de
expresión. De igual forma, el extrabajador de Charlie Hebdo Olivier Cyran (2013) critica los dibujos del
semanario francés, al que acusa de haberse convertido en una máquina de
"refinar el racismo" islamófobo bajo el disfraz de la libertad de
expresión. En el caso del video, Nakoula recibió duras críticas incluso del
escritor Salman Rushdie, poco sospechoso de ser enemigo de la libertad de
expresión ni de predicar el fundamentalismo islámico. Rushdie argumentó que no
era un caso de libertad, sino de una provocación malintencionada, basada en una
industria de la ira ("outrage industry") (Cheney, 2012). También
puede ser útil exponer los argumentos de Cass (2006), en el sentido de que al
pronunciarse post-cristiana y post-religiosa, Europa es incapaz entender la
importancia de la religión para otros pueblos y qué significan las ofensas a
esas religiones.
Presentado el primer dilema sobre la
conveniencia o no de mostrar las caricaturas y el video, a continuación expongo
algunos de los temas para la docencia, basados en las representaciones de
Mahoma y las consecuencias detalladas anteriormente.
Responsabilidad social
En un momento en el que las
libertades civiles están siendo recortadas a nivel global, un buen punto de partida
para la discusión es el de la oposición de una concepción libertaria de los
medios a una concepción de responsabilidad social. Esta oposición funciona más
en la teoría que en la práctica, ya que la mayoría de sistemas de prensa
democráticos las libertades de prensa conviven con restricciones aceptadas
socialmente, como la persecución de la difamación y la incitación al odio o al
genocidio. Sin embargo, los casos de Jyllands-Posten,
Charlie Hebdo y La inocencia de los musulmanes han reactivado el debate sobre los
límites a la libertad de expresión.
El término de responsabilidad social ha sido pervertido con frecuencia, apropiado
por empresas con intenciones más cercanas al mercadeo que al compromiso
legítimo con la responsabilidad y, cuando se aplica a los medios, es un término
que el poder político tiende a usar como justificación de la censura. En clase
entendemos responsabilidad social en el sentido mediático más elemental, el que
publicaron Siebert, Peterson y Schramm en 1956, cuando clasificaron y
dividieron a la prensa de todo el mundo en cuatro modelos: autoritario,
comunista, libertario y de responsabilidad social.
En el curso leemos de manera crítica
estos modelos por su valor histórico y los contrastamos con lecturas mas recientes
(Hachten, 1996; Hallin y Papathanassopoulos, 2002; Merrill, 2009; Wasserman,
2009), pero el dilema de la responsabilidad social en los medios es relevante,
como muestra Bunce (2010) en un excelente estudio de caso que expone las
dificultades de la ética y la responsabilidad en los medios.
¿Hasta qué punto son irreconciliables
la responsabilidad social y la sátira, que por definición busca la burla y la
provocación? En el mismo Jyllands-Posten,
algunos periodistas se opusieron a la línea editorial beligerante y ofensiva y
a sus guiños constantes con la ultraderecha antiislámica (Hervik, 2006). Algunas
publicaciones europeas, incluso desde la izquierda, se solidarizaron sin
titubear con sus colegas daneses y reprodujeron las caricaturas mientras que el
New York Times, por ejemplo, decidió
no hacerlo (Cohen, 2009). Es decir, ni los mismos medios occidentales mostraron
unanimidad en la manera de afrontar el conflicto.
Por otro lado, es esencial distinguir
la responsabilidad social de la autocensura producto del miedo, por delgada que
pueda ser la línea entre las dos. Cuando Yale University Press eliminó todas
las representaciones de Mahoma de su libro, lo hizo en parte por el temor a
atentados. El director editorial de Yale puso en la balanza la libertad de
prensa y "tener sangre en las manos" y provocar violencia "de
Indonesia a Nigeria" (Cohen, 2009). Una situación parecida la vivió el
Museo Metropolitano de Nueva York, que en 2011, aprovechando una renovación,
retiró de sus galerías todas las obras de arte religioso que representaban a
Mahoma (Vincent, 2010).
Tanto la responsabilidad social como
la autocensura son preventivas y pueden ser explicables, pero no se pueden
analizar al mismo nivel ya que una parte de una intención de conservar la paz
social y la otra es consecuencia del miedo a represalias. También es
imprescindible recalcar ante los estudiantes que ni los que proponen
responsabilidad social defienden la censura, ni mucho menos culpan a las
víctimas de los atentados. La noción del "se lo buscaron", que justifica
la violencia y tal vez se pueda escuchar en la calle y que se leyó en Twitter
después del atentado de 2015 a Charlie
Hebdo, no aparece en absoluto en las posiciones académicas críticas con las
representaciones de Mahoma.
Censura e intervención gubernamental
A parte de la autocensura, que suele
ser una acción provocada por el intento político de controlar a los medios, los
gobiernos intervinieron de manera más o menos abierta para intentar manejar el
conflicto e influir en los medios. Los países involucrados directamente en las
publicaciones de la imagen de Mahoma, Dinamarca, Francia y Estados Unidos,
tienen índices de libertad de expresión de altos a moderadamente altos. Según
la lista de Reporteros sin Fronteras de 2015, Dinamarca se sitúa en tercera
posición de libertad de prensa a nivel mundial, Francia en el número 38 y
Estados Unidos en el 49[5].
Para tener una idea comparativa, en América Latina, los lugares más altos los ocupan
Costa Rica (16), Uruguay (23) y Surinam (29) y los más bajos Venezuela (137),
México (148) y Cuba (169) (Reporters Sans Frontières, 2015, 2015a, 2015b).
Ni en Francia ni en Dinamarca los
gobiernos intentaron censurar a los medios que publicaron las caricaturas. Sin
embargo, en 2012 el gobierno francés se vio embarcado en la paradoja de
prohibir manifestaciones islámicas que pretendían prohibir el video de YouTube.
Los argumentos oficiales de que esas manifestaciones eran provocaciones y que
podían derivar en violencia se podían usar también para prohibir la publicación
de los cartones o para restringir el acceso al video en YouTube. De hecho, un
buen número de gobiernos de países musulmanes hizo exactamente esto, responder
a una provocación (un video o una manifestación en la calle, dependiendo del
punto de vista) con una prohibición, en nombre de evitar la violencia.
En cuanto a la justificación de que
no se permitían las manifestaciones porque era un tema que no afectaba a
Francia, es sencillamente, absurda: a partir del momento de que se arma una
manifestación en París, afecta a Francia. Con casi cinco millones de musulmanes
que representan 7.5% de la población francesa (Pew Forum, 2010), además, es
difícil argumentar que una manifestación que protesta en contra de un ultraje a
Mahoma sea ajena a Francia. Por último, independientemente del peso de los
musulmanes en Europa, la libertad de expresión aplica a todos los temas, no
sólo a los que los gobiernos deciden que son relevantes.
El gobierno danés también tuvo un
papel importante, y no muy estudiado desde el mundo académico, que si bien no
es de censura, sí indica cómo el poder forma discursos e intenta influir en el framing de las noticias. Hervik (2012)
ve cómo desde el inicio, el gobierno fue consciente de la gravedad del
conflicto, cuando el Primer Ministro afirmó que se enfrentaba "a la peor
crisis de política exterior desde la Segunda Guerra Mundial" (p. 84). Ante
esta situación, el gobierno adoptó una actitud de negación del diálogo con la
comunidad musulmana de Dinamarca y propuso un discurso simplista y binario en
donde se enfrentaban fuerzas del bien y el mal, bonitas y feas, amigas o
enemigas y que encajaban en un marco de choque de civilizaciones (p. 84). Sin
embargo, invirtió recursos en contactar a gobiernos del Oriente Medio en una
ofensiva de relaciones públicas para mitigar los daños.
En cuanto al gobierno de Estados
Unidos durante el conflicto del video, la Casa Blanca buscó presionar, no intentando
censurar YouTube, lo cual hubiera causado escándalo público, sino contactando a
Google para ver si el video violaba las políticas de uso, una forma más sutil
de presionar e influir el contenido. Las autoridades californianas detuvieron a
Nakoula, pero no por el video, sino por haber violado las condiciones de su
libertad condicional. Y al final, las máximas autoridades judiciales eliminaron
el video de YouTube, pero no alegando razones políticas o de responsabilidad
social, sino por haber violado los derechos de autor de una de las actrices. Es
plausible, aunque no demostrable, que el sistema legal y judicial de Estados
Unidos, prohibió el video influido por el contenido ofensivo y por sus
consecuencias dramáticas, aunque oficialmente se prohibiera por violar derechos
de autor.
Cuando Charlie Hebdo publicó la caricatura de Mahoma desnudo en
solidaridad con el video estadounidense, el portavoz de Barack Obama cuestionó
desde la Casa Blanca la portada del semanario: "Hemos hablado
frecuentemente de la importancia de proteger la libertad de expresión, que está
inscrita en nuestra Constitución. En otras palabras, no cuestionamos el derecho
de publicar algo así, simplemente la decisión de publicarlo. Y creo que esta es
nuestra visión sobre el video que se produjo en este país y que ha causado
tanta ofensa en el mundo musulmán" (The White House, 2012).
El libre flujo de la información
La comunicación internacional se ha
distinguido por estudiar flujos de información y comunicación. Hace más de dos
décadas, Howard Frederick (1993) definía los estudios de comunicación global
como aquellos que se concentran en "la comunicación transfronteriza de
valores, actitudes, opiniones, información y datos de individuos, grupos,
gente, instituciones, gobiernos y tecnologías de la información, así como las
polémicas consecuencias que surgen de la estructura de las instituciones
responsables de promover o inhibir los mensajes entre naciones y culturas"
(pp. 11-12). Mowlana (1986) identificó y analizó canales y tipos del flujo
internacional de la información, desde los de orientación humana (turismo,
migración, diplomacia, congresos académicos, canales políticos...) hasta los de
orientación tecnológica (periódicos, revistas científicas, radio, datos vía
satélite...).
Este flujo, que generó estudios comparativos
internacionales de gran envergadura en las últimas décadas de la Guerra Fría,
también dio pie a algunas teorías de la comunicación que, como el imperialismo cultural, tuvieron
consecuencias más allá del ámbito académico. El debate más intenso fue el que surgió
alrededor de la UNESCO, la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación la Ciencia y la Cultura, a principios de los 1980s. La enorme
cantidad de temas comunicacionales que se debatieron en esa época emanaban de
un problema general: la falta de balance en el flujo de la información y la
comunicación. Numerosos estudios, algunos con más rigor que otros, demostraban
que la información viajaba de unos pocos países al resto del mundo. Las grandes
agencias de noticias, situadas en Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y la
Unión Soviética, manejaban el 80% del flujo de la información global, un flujo
que reflejaba patrones neocoloniales (ver, e.g., Gerbner y Siefert, 1984).
Los países no alineados, en
ocasiones con el apoyo del bloque soviético, denunciaban que la falta de
equilibrio en ese flujo les perjudicaba y pedían un nuevo orden mundial de la
información y la comunicación (NOMIC), más justo y balanceado. Los países
occidentales, con Estados Unidos y Gran Bretaña al frente, argumentaban que
corregir el flujo libre de la información era equivalente a imponer la censura
y el control por parte de gobiernos que habían demostrado ser enemigos de la
libertad de prensa.
La UNESCO pasó una serie de 82
recomendaciones para equilibrar el flujo y Estados Unidos (en 1985) y Gran
Bretaña (en 1986) abandonaron la institución, llevándose su parte proporcional
de financiación. En pocos años, el debate sobre el NOMIC se apagó y los temas
que lo habían motivado fueron desapareciendo, también, de los proyectos de
investigación en el estudio de la comunicación internacional.
Tres décadas más tarde, la polémica
del video de Nakoula y de las caricaturas de Charlie Hebdo llevó a algunos partidos y gobiernos musulmanes,
liderados por Argelia y Pakistán, a intentar que las Naciones Unidas regularan la
protección de creencias y símbolos religiosos ante la burla ("Muslim
countries seek...", 2012; "Caricatures de Mahomet..." 2012). La
Organización de la Conferencia Islámica[6],
que representa a 56 países musulmanes, cabildeó ante un comité de la ONU en
Ginebra para presentar un protocolo de protección a las religiones ante la Asamblea
General. El proceso podría durar una década, pero Estados Unidos movilizó a su
diplomacia para impedir que la propuesta llegara a la Asamblea General. En este
nuevo debate sobre el control del flujo mundial de la información, la visión
occidental es que la protección a símbolos religiosos equivaldría a la censura
y a la restricción de la libertad de expresión, y por lo tanto de los derechos humanos.
Por parte de los países musulmanes, el ataque a las creencias y los símbolos religiosos
es lo que constituye una violación de los derechos humanos de los creyentes
("Muslim countries seek...", 2012).
Sea cual sea el resultado final de
estos intentos, el extinto debate del control al flujo mundial de la
información está renaciendo en las Naciones Unidas. Las circunstancias y la
geopolítica se han transformado de manera radical desde la caída del Muro de
Berlín, pero las representaciones occidentales de Mahoma pueden ser útiles en la
docencia también para analizar y actualizar un debate, el del control del flujo
de la información, de casi 40 años.
Nuevas Tecnologías
Que la intersección entre tecnología,
cultura y política se ha complejizado está pasmado en el caso de las
caricaturas y el video. Quedan lejos los tiempos de la fatua a Salman Rushdie,
cuando el Ayatollah Khomeini puso precio a la cabeza del escritor por ofender
al Islam mediante la literatura. Ahora tanto las ofensas como el terror
político de retaliación tienen un componente electrónico, global e instantáneo.
Twitter, Facebook, Google y YouTube son los nuevos mensajeros. Salvo unas
decenas de miles de daneses y franceses, casi nadie ha visto las páginas del
periódico o la revista con las caricaturas de Mahoma impresas en papel. Sin
embargo, Google se encargó de hacerlas llegar a todo el mundo,
independientemente de las decisiones editoriales de los periódicos de cada país
de reproducirlas o no. El video de La
inocencia de los musulmanes fue proyectado en salas en contadas ocasiones.
En la primera sesión, se calcula que apenas asistieron diez personas. Fue a
través de YouTube que registró millones de visitas y engendró una polémica
global de consecuencias dramáticas.
En los últimos años, mis clases de
comunicación internacional generan una especial expectativa cuando llegamos a
las nuevas tecnologías. Estudiar el funcionamiento y las implicaciones sociales
y políticas de Facebook o YouTube hace que la globalización y el flujo de la
información dejen de ser meros objetos de estudio académico para pasar a ser
temas de la cotidianidad de los estudiantes. Wikileaks, Twitter, el uso de
datos personales y la falta de privacidad del usuario o la economía política de
estas empresas crean fascinación entre los universitarios.
El conflicto de las representaciones
de Mahoma demuestra cómo estas empresas tienen la capacidad de difundir, pero
también de censurar y de restringir contenidos a nivel global y con supervisión
pública escasa, cuando no nula. En las caricaturas, y sobre todo en el video,
Google se ha convertido en actor político de la comunicación internacional. No
se puede entender el desarrollo del conflicto sin analizar el papel de YouTube.
Google negocia directamente con los estados para ver qué contenido es aceptable
en cada país y dirige el flujo de contenidos según sus intereses. En este caso,
el flujo de la información y qué se considera censura y qué no ya no estuvo en
manos de la UNESCO, sino de una sola empresa. Mientras el video era legal en
Estados Unidos, Google tomó la decisión de prohibirlo en Egipto, India o Libia.
Cuando la Suprema Corte de Justicia estadounidense ordenó retirar el video, fue
todo el planeta el que se quedó sin poderlo ver.
Esto no significa que las nuevas
tecnologías estén únicamente al servicio de intereses occidentales. La revista
oficial del Estado Islámico, Dabiq,
también circula en inglés, francés, ruso, alemán y árabe por Twitter y se
encuentra con facilidad en Google. El Estado Islámico o Al Qaeda usan YouTube y
Twitter con regularidad para expander el miedo entre occidente y para reclutar
a nuevos militantes (Gambhir, 2014). El lenguaje audiovisual y su difusión por
redes sociales es una nueva forma de propaganda y guerra a la vez. La
armamentización de las redes sociales de Internet está comenzando a ser
estudiada y Twitter juega un papel crucial: si bien permite el uso de la red
para difundir imágenes y videos, en el caso de la decapitación del periodista
James Foley, Twitter restringió su distribución e identificó y cerró cuentas de
los principales "diseminadores", que se mudaron a otras redes (Nissen,
2014).
Notas finales
En un mundo que resulta ininteligible
para un gran número de universitarios, las facultades y departamentos de
comunicación pueden, mediante los cursos de comunicación internacional, aportar
herramientas de análisis y comprensión académica y alejarse de las simplificaciones
que ofrecen prensa y televisión. El conflicto de las caricaturas y el video de
Mahoma permite acotar una riqueza de temas en un solo caso, manejable en pocas
semanas, y por lo tanto, asumible dentro de un curso semestral.
Este artículo presenta algunos usos de
este caso para presentar cuatro temas: (1) la responsabilidad social en los
sistemas de prensa, (2) la censura y la intervención gubernamental en procesos
de comunicación, (3) el debate del libre flujo de la información y (4) las
implicaciones políticas de las nuevas tecnologías. Estos enfoques son solo una
puerta de entrada al estudio de la comunicación internacional usando un mismo ejemplo.
Otras posibilidades incluyen: el análisis de los discursos globales de
dominación y resistencia, como hace Hervik (2012) para estudiar el discurso del
conflicto de identidad étnica; el tratamiento de la violencia en los medios; la
comunicación para la paz (estudiando, por ejemplo, iniciativas civiles para
mitigar la violencia y promover la comunicación intercultural); la propaganda,
con objetivos tradicionales (intimidar, desmoralizar, reclutar, conseguir
fondos), pero con mayor impacto e inmediatez; la relación entre terror político
y medios; la reactivación del nacionalismo xenófobo en Europa a través de los
medios; la doble moral al tratar los muertos, según su nacionalidad, o las
transformaciones en los canales de transmisión de información internacional. La
lista no pretende ni puede ser exhaustiva.
Gran parte del dramatismo de este
caso se explica por las nuevas tecnologías. Tanto las representaciones de
Mahoma como las acciones de protesta más violentas son inmediatas, lo cual
desalienta la reflexión. En consecuencia, la intermediación de actores
moderados se vuelve ineficaz en la medida que los actores radicales logran
mandar su mensaje de manera directa, impactante y universal (mediante videos,
fotos y caricaturas que requieren poca interpretación). Si bien es cierto que los
medios de cada país deciden cómo presentan la información y qué editan
(seguramente, la mayoría de medios del mundo optan por no mostrar videos de
decapitaciones ni reproducir caricaturas de Mahoma, por ejemplo), el material auténtico,
sin editar y con toda su capacidad de impacto, está disponible sin esfuerzo a través
de Internet. La aparición de nuevos actores, de nuevos mensajes, de nuevas
pugnas por el poder, de nuevos discursos y de una violencia gráfica sin
precedentes obligan al estudio de la comunicación internacional a abordar temas
complejos de maneras innovadoras.
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[1] En el caso de las caricaturas danesas, Peter Hervik
(2006), uno de los principales investigadores europeos de representaciones
mediáticas del Islam, argumenta que la motivación central del periódico Jyllands-Posten no era la defensa de la
libertad de expresión, sino comprobar si los cartonistas se atrevían a publicar
la imagen de Mahoma a pesar del miedo. Para Hervik, el debate sobre la libertad
de expresión llegó más tarde para justificar un acto al que califica de
"irresponsable e irrespetuoso" y que se enmarca en ataques previos
del periódico al Islam y a la migración musulmana en Dinamarca (p. 228).
[2] La Charia es una serie de normas islámicas que rigen
las conductas públicas y privadas de los musulmanes. La portada hacía alusión a
la reciente instauración de la Charia en Libia y a la victoria del partido
islamista Ennahda en Túnez, según el editor del semanario (Bordenave y
Termisien, 2011).
[3] Unos meses antes, en 2012, una película
iraní había ganado el Óscar a la mejor película en lengua extranjera.
[4] Desde
mayo de 2015, el video vuelve a estar disponible en YouTube después de que
Estados Unidos revirtiera la decisión de eliminarlo.
[5] De un total de 180 países. Las principales críticas a
Francia fueron los conflictos de intereses de los medios, la falta de
protección a la confidencialidad de las fuentes, una ley que permite la
vigilancia sin permiso de un juez y el cese de protección a los periodistas de
apología del terrorismo y provocación de actos de terrorismo (RSF, 2015a). De
Estados Unidos, RSF denunció el acoso judicial a un periodista del New York
Times y la falta de una ley para proteger el secreto profesional de los
periodistas. La policía de Missouri también detuvo a 15 periodistas durante los
enfrentamientos entre policías y manifestantes en una manifestación de protesta
porque un policía blanco mató a un adolescente negro (RSF, 2015b)
[6] La Organización de la Conferencia Islámica cambió su nombre a
Organización para la Cooperación Islámica en 2011.